Esta semana ha sido de ¡Hola! doble. Además del ¡Hola! de siempre, esta semana nos hemos encontrado con un ¡Hola! especial dedicado a la boda de William y Kate que comentaremos en breve. Así que este post promete ser un poco más corto de lo habitual mientras nos centramos en un post especial sobre el bodorrio. Empezamos diciendo que nos gusta el estilo Kate aunque, como ya dijimos hace unas semanas, nos chifla el estilazo de su hermana Pippa. Bueno, pues aquí va lo que hay que copiar y lo que no del ¡Hola! del 4 de mayo:
Este ¡Hola! se inicia con un monográfico en recuerdo de la Princesa Diana, cuyo estilo observamos que todavía sigue vigente más de diez años después. Demuestra que la clase se lleva por dentro. Un diez, siempre un diez para ella (pág.8-39).
La princesa Kate está más estilosa cuando no está de acto oficial y no se pone esos dos piezas rígidos monocolor al estilo de su suegra. Unos días antes de su boda, pillada a la salida de la pelu, con un vestido de estampado entre geométrico y felino en camel y negro, con una cazadora corta de cuero camel y con hombreras muy marcadas y mocasines de tacón gataita a tona, estaba perfecta (pág. 40-43). Al día siguiente, el vestido azul drapeado de Daniella Issa, con los mismos mocasines también fue un acierto (pág.44-46)
A la hermanísima Pippa Middelton habrá que seguirla de cerca. La combinación de blazer negro con vestido de volantes de gas rosa palo y corte minifaldero nos ha encantado. Esta chica promete mucho (pág. 54). No hay más que ver su look sport (pág. 60): pitillos azul marino, mocasines de punta redondeada también azules, top de gasa rosa empolvado con pliegues horizontales sólo a un lado y blazer gris. Trendy, muy trendy.
Lo contrario que María Valverde de paseo con Mario Casas. La estética guarri-choni, por muy ídolo juvenil que seas, no favorece. Unas terroríficas zapatillas de cuadros, unos pitillos con el bajo vuelto por encima del tobillo, una camiseta gris con un tigre que parece que bosteza en vez de rugir, cazadora denim que le queda 2 tallas más grande y chaqueta de chánda gris… Pues lo dicho, terrorífica (pág. 62-63)
Alejandra Ruiz Rato tenía buenas ideas cuando se fue a vestir para ir a los toros, pero tuvo un momento de confusión y mezcló demasiadas cosas juntas (pág. 66). No la vamos a suspender porque todo lo que se puso, por separado, era acertado. Pero queremos que observe que en su look mezcla ¡6 colores diferentes! (chaqueta gris, top negro, camiseta violeta, jeans denim azul oscuro, bolso blanco y sandalias camel) Es imposible, Alejandra, que nadie sea capaz de estar estupenda con ese batiburrillo cromático. Si se concentra en monocolor, como en su total look negro de semana santa (pág. 97) mejora mucho…
Un aplauso y una ola para la jequesa de Qatar. Vale que con su altura y su tipazo, y con vestidos de alta costura, pues tiene el 90% ganado. Pero el porte es algo que se aprende y ella se lo sabe de memoria. No es siempre lo que te pones, es cómo lo llevas. Espalda recta, cuello elevado y paso firme. Impresionante la forma de llevar un blazer sobre los hombros, un clutch bajo el brazo y unas gafas de sol en la mano y que no se te caiga nada (pág. 81). Nosotras estamos ensayando por el pasillo de casa para ser como ella. Lo más difícil es que no se te caiga el blazer…Admiramos el estilazo de esta mujer.
La vimos en el anuncio de Chanel enfundada en un mono color crema y subida a una moto y pensamos que era perfecta. ¡Pues no! Qué alegría ver que Keira Knightley con el terrible vestido color guinda de dama de honor que se puso en la boda de su hermano (pág. 90) no estaba favorecida. ¡Y con los pelos peinados por un enemigo! Es rencor que le tenemos por ser tan mona y delicada, pero esta vez ha metido la pata y eso nos hace sentir mejor. Somos malas…lo sabemos…
Ideal el vestido-camiseta de Miriam Ungria de rayas y drapeado complementado con salones camel para recibir a los príncipes belgas en su casa (pág.105). Esta chica pasa mucho más desapercibida que sus cuñadas Carla Royo-Vilanova o Rosario Nadal, pero suele acertar casi siempre. Hay que fijarse más en ella.
Supera ya el lustro y tiene ayuda del photoshop (y posiblemente del bisturí), pero ya quisiéramos muchas poder lucir en las fotos como Ana Obregón. Aunque forzada, sabe posar y sabe cómo ser ella misma delante de una cámara (pág. 118-126). Los estilismos que lleva son los de siempre: demasiado juveniles, excesivos, arriesgados y con un puntazo hortera, como es ella. Vamos, imponibles en alguien que no sea ella…
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