El mundo del cromatismo es
inabarcable, bien lo saben los de Pantone. Cuando eres pequeño, el azul es azul
y punto. Cuando te haces mayor, el azul puede ser azul marino, azul navy, azul
azafata, azul porcelana, azul noche, azul bebé… En fin, que el abanico se abre
y ya no basta con decir azul, que hay que especificar qué tipo de azul. Y lo
mismo con el resto de colores. ¡Si hasta el blanco, que es la suma de todos los
colores, tiene matices! (que se lo digan a las novias que han de elegir entre
blanco hielo, blanco roto, blanco marfil…etc).
Pero no siempre es fácil ponerle
nombre y apellidos a un color. Uno de los colores más difíciles de “etiquetar”
es el color topo, que toma su nombre de un simpático animalillo un poco cegato
al que le encanta estar bajo tierra. El color topo, generalmente se sitúa en la
gama cromática de los grises, pero perfectamente podría integrarse en las gamas
cromáticas de los marrones e incluso en las de los verdes oscuros.
Precisamente por su
indefinición cromática (o por su capacidad de adaptación) es un color muy
versátil que, como un camaleón, combina a la perfección con prácticamente todos los colores. Ejerce
casi de color neutro, y se lleva a las mil maravillas con colores fuertes y
brillantes como rojos, azules, amarillos, naranjas y verdes.
Sienta bien a morenas, rubias y
pelirrojas por igual, es discreto y elegante y hasta se está poniendo de moda
como color de noche porque casa fenomenal con complementos en dorado que le
aportan el brillo que le falta. ¡Vamos, lo que se dice un nuevo color básico
para cualquier armario!