Suele pasar. Muchas veces
compras el ¡Hola! y dices “¡Qué pequeño es esta semana!” y va y luego está
cuajadito de buenas ideas. Es lo que nos ha pasado esta semana. Empieza la
revista con un reportaje a Elle Macpherson con alguna cosilla que comentar y luego
sigue con las carreras de fórmula 1 de Montecarlo, el Festival de Cannes y la
boda de portada: la de Alejandro Sanz. En fin, que esta semana hay un montón de
cosas que analizar para saber lo que hay que copiar (y lo que no) y aquí os las dejamos:
No sabemos si es el
photoshop o realmente se ha hecho algunos retoques faciales pero Elle
Macpherson no parece Elle Macpherson. Además, nos dan grima su pelo rubio
platino frito con las puntas azules y verdes (pág. 4) a juego con las braguitas
con las que posa, su chaleco de pelo sintético bicolor sin nada debajo (pág. 7)
y su extraño maquillaje “emborronado” (pág. 14, imposible distinguir dónde
acaba su labio superior). Terrible. Una pena que lo único que se salve sean las
uñas pintadas de azul pastel, una de las tendencias en manicura de esta
temporada.
Estamos de enhorabuena.
Una de nuestras musas de estilo ha vuelto a hacer un poco de vida social.
Isabel Preysler acudió a apoyar a una firma cosmética con un total look negro
(camiseta de escote redondo, pantalón recto, cinturón, sandalias y clutch)
aderezado con una chaqueta tipo Chanel
de tweed bicolor (blanca y negra). Un estilo clásico. No gana flecha
verde porque las mangas de la chaqueta, desde el codo hasta la muñeca, eran
caladas, con el tweed deshilachado o más bien despeluchado y no nos gustan nada
(pág. 16-17).
El Gran Premio de
Montecarlo de F1 nos ha brindado fotos impresionantes. Como de otra época. No
hay más que ver a Andrea Casiraghi, Pierre Casiraghi y a la Princesa Charlene
viendo las carreras (pág. 20). Los dos hombres vestidos de gentleman, Andrea
con traje beige, camisa blanca, corbata azul marino y mocasines de ante
beige a tono, y Pierre con blazer,
corbata y mocasines azul marino, pantalones blancos y camisa azul claro. Ambos
con gafas de sol de pasta. ¡Guau! Que se nos cae la baba...
Y, pese a que no siempre
acierte, la Princesa Charlene esta vez sí acertó, con un original vestido de
Akris, blanco con rayas horizontales negras y con un cochecito de carreras
dibujado al final de cada raya. Maxigafas de sol de pasta negras y un
favorecedor rouge labial (pág. 20-21). Ideal.
Muchas veces decimos que
los excesos de vestuario te pueden convertir en un árbol de navidad. Un ejemplo
claro de esta teoría son las hermanas Ecclestone en Montecarlo: sandalias de
enormes plataformas, vestidos excesivamente ceñidos y excesivamente cortos y
escotados, bolsos de mano dorados, melenas aleonadas y excesivamente cardadas y
todo lleno de dorados y brilli-brilli (pág. 22). Vamos, una horterada completa.
Ya lo dijimos hace poco:
la pobre Pippa Middelton debe estar hasta el moño de ir de boda. Y por eso
parece que ha decidido ponerse un uniforme y acude a todas las bodas vestida casi igual:
vestido por la rodilla con manguita corta (en gamas de colores cálidos, como el
tarongine) y zapatos, tocado y bolso de mano en un color oscuro y contrastado,
en este caso azul marino. La verdad es que está favorecida pero no sorprende
(pág. 24) y por eso le ponemos flecha amarilla.
En la cena que celebró
Pascua Ortega en honor de Michael Kors, muchas de las famosas españolas echaron
el resto pero algunas otras no acertaron. Entre las más elegantes: Elena Cue y
Tamara Falcó. La primera con un mini vestido nude de lentejuelas con mangas
murciélago y un cinturón lazada largo de Michael Kors. La segunda con un precioso
vestido blanco con ribetes en plata y
clutch y grandes pulseras doradas (pág. 26-27).
En cambio, estuvieron
desacertadas y poco favorecidas Nieves Álvarez y Miriam Hungría. La primera con
un invernal vestido de animal print cebra horizontal en marrón oscuro y blanco
de manga larga y escote caja de Michael Kors que le hacía mal tipo…¡a ella que
es impresionante! (pág. 28) Y la segunda con una rebequita blanco roto con hilo
de oro y una extraña falda pañal plisada con acabado de picos que le llegaba a
media pantorrilla y la hacía bajita (pág. 29).
Una cosa es ir de sport y
otra ir dejada. Mira que esta chica nos suele gustar, pero esta vez ha metido
la pata con su estilismo urbano. Hablamos de Elsa Pataky, que pasea con su
familia por Londres con una mini plisada tarongine que le queda grande, una
camiseta blanca con un grafitti en grises que se transparenta bajo una sobre
camiseta blanca, un bolsito de piel de cocodrilo negro más propio de una
abuelita, unas gafas de sol wayfarer negras con
cristales de espejo y unas botas caídas de ante color camel (pág. 33).
Todo el look es un despropósito aunque las prendas por separado no están nada
mal. Una pena el fallo en la combinación.
Otra que se equivoca en su
look sport de vacaciones por Marrakech es Eva González. Falda de vuelo azul
tiza con una camiseta que más pronto es una camiseta interior que otra cosa
(pág. 36) en una de sus salidas. Y en otra de sus salidas, luce pantalón capri
de color verde explorador con una camiseta (que es mona) blanca y con topitos
en naranja flúor (pág. 37). A pesar de que nos congratula que vista camisetas
de Zara de 9,99 € (como la de topitos), sus estilismos son cutres y sólo se
aguantan porque ella es muy guapa.
¡Qué manía con mezclar
vestidos lenceros con botas! Será tendencia, no decimos que no, pero nos da
asquito ver que las botas se llevan sin medias y con el calor que hace, ¿cómo
tendrán los pies de hinchados y de recalentados cuando se quiten las botas? Si
antes hemos dicho que no nos gustaba el look de Elsa Pataky, hemos de repetir
la angustia que nos de esto de las botas sin medias en el estilismo de Romina
Belluscio (pág. 42). Está mona, pero debe recordar que a las embarazadas se les
suelen hinchar las piernas y lo de las botas no ayuda…
Bernd Schuster se ha
casado con Elena Blasco. La novia estaba guapa y el vestido era correcto. Pero
el peinado no era adecuado. Un recogido con un enorme tupé cuadrado más propio
de un sarao nocturno que de una boda (pág. 46). Como las novias nos producen
ternura, la flecha roja es para su peluquero/a y no para Elena.
Esta semana han bautizado
a la princesa Estelle de Suecia, hija de la Princesa Victoria. Entre los
invitados, un montón de royals. La más destacada en cuanto a vestuario: la Princesa Mary
Donaldson. Impecable con un vestido a la rodilla de escote caja en blanco y
bordado en espiga con hilo de oro, salones nude, tocado con enorme flor nude y
un bolso 2,55 de Chanel también en nude. De aplauso (pág. 68).
En el bautizo, la abuela
paterna de la niña (o sea, la madre de Daniel Westling) se vio superada por las
circunstancias y nadie la asesoró adecuadamente. Una persona voluminosa no está
nunca favorecida con un abrigo corto y amplio y de color claro como el que
lució. Y el tocado de flor era demasiado pequeño para el tamaño de ella. Alguien
debería haberla ayudado, pobre. No la suspendemos porque creemos que debe ser
muy difícil venir del pueblo llano, como la mayoría de nosotros, aterrizar en
una casa real y estar a la altura sin ayuda de nadie (pág. 70).
¡Qué sorpresa! Normalmente su estilo desaliñado y su cara de
asco nos parecen la antítesis de la elegancia, pero en Cannes Kristen Stewart
dio la talla. Estaba impreisonante con un vestido rojo, de Reem Acra de gran
escote en uve y con espalda y cintura de encaje (pág. 85). Esta vez, sin que
sirva de precedente, sí que nos gusta su estilo.
En cambio, también de rojo
pero de Roberto Cavalli, no nos convenció el vestido que lució en Cannes Irina
Shayk. Era excesivamente escotado, a medio camino entre el escote barco y el
palabra de honor con tirantes caídos y tenía una inmensa apertura lateral que
dejaba ver su pierna. Además, fue un desatino combinar un vestido tan llamativo
con joyas inmensas (pulsera y pendientes). No sabías dónde focalizar la
atención en semejante conjunto barroco (pág. 86)…
Y rematamos Cannes con
otros dos comentarios sobre los modelitos poco favorecedores de otras dos
celebrities: Nicole Kidman y Diane Kruger. La primera con un vestido marrón con
bordado metálico en oro viejo de estampado años treinta (pág. 89). El vestido
de Ralph Lauren era precioso, pero le hacía tripa y no le sentaba bien. Además,
parecía que no se había peinado. Tampoco estaba guapa Diane, con un complicado
y estructurado vestido corto de Calvin Klein con escote en uve y falda
abullonada de guipur rosa anaranjado que la hacía parecer embarazada de nueve
meses (pág. 90). Una pena.
Rara es la semana que no
la nombramos. Porque es una de las mujeres que mejor siguen las tendencias y
que las llevan con más soltura. No hay más que verla: Paula Echevarría se fue
al concierto de su marido con un look tan copiable y tan perfecto, que vamos a
recortar su foto y nos la vamos a poner en la nevera como inspiración: salones nude, pitillos denim, cuerpo nude,
bolso tipo chanel en nude y blazer de lentejuelas negras (pág. 100). Nota: hay
blazers idénticos a este en Mango y en Zara.
Otra mujer que nos gusta
mucho es Olivia Palermo. Aunque su estilo a veces es demasiado estudiado y
supera nuestras capacidades, el look de Olivia por NY es estiloso y fácilmente copiable:
cuerpo blanco de manga corta de tejido etéreo, shorts de seda con estampado
indio navajo, bailarinas naranja flúor y bolso de croché (pág. 104). Flecha
verde con admiración.
¡Ay! ¡Quién pudiera ser
Sofía de Habsburgo y ponerse el vestido de guipur color guinda de Valentino que
luce en un reportaje en el que publicita sus bolsos! Es elegante, favorecedor,
atemporal y…vamos, que nos hemos enamorado de ese vestido (pág. 107). En
versión económica y con menos glamour, hemos encontrado un vestido sustituto en
Sfera. Pero no es lo mismo, claro.