Esta semana el ¡Hola!
vuelve a ser de ésos que engañan: con la portada de Kate Middelton, parece que
no vamos a encontrar más que comentar que los estilismos de la familia real
inglesa. ¡Pero no! Hay un reportaje de una casa estupenda (la de la dueña de
Chopard), un par de bodas, un concierto y algunos eventos en los que las
famosas han lucido, o deslucido, palmito. Así pues, allá va lo que hay que
copiar y lo que no del ¡Hola! de esta semana:
El reportaje de casoplón
de esta semana es el Caroline Scheufele, a la que no conocíamos, pero sí
conocíamos a la marca de la que es dueña: Chopard. La casa es preciosa,
especialmente los techos, artesonados y algunos pintados a mano. Nos ha dado un
montón de envidia semejante casa. Y también nos ha dado mucha envidia el
vestido de Emilio Pucci de escote barco, manga larga y falda con pequeña cola,
con el clásico estampado de Pucci en blanco, negro y fucsia (pág. 15).
Lo que no nos ha gustado
del reportaje del casoplón, es el mayordomo de cera (pág. 8) colocado en la
puerta del salón. ¡Qué grima! Tampoco nos ha gustado nada el pretendido estilo
glamouroso de Caroline al volante de su coche. Cual diva de supermercado,
Caroline se enfunda un plumífero blanco de mangas guateadas, una megabufanda
roja a lo Isadora Duncan (ojito que la famosa bailarina Isadora murió ahogada
cuando se le enredó el chal en las ruedas de su coche…) y para rematar… ¡una
gorra de béisbol de Chopard! Terrorífica (pág. 15)
Vaaaale. Tenemos que
admitir que no teníamos confianza en ella, pero el tiempo nos ha demostrado que
Laura Vecino tiene estilo. Su estilo de calle paseando cerca de su casa es un
acierto: falda larga de gasa negra, camisa verde militar anudada a la cintura,
sandalias de cuña nude y bolso sobre, de mano, de paja (uno de los
descubrimientos cool del verano, esto del bolso de paja…). Vamos, que va
impecable y es pura tendencia (pág. 19-20). Su otro estilismo de calle, para ir
a trabajar, es más sencillito y más fácil de copiar: camisola azul violácea,
pitillos blancos, bolso blanco con el revés en violeta y sandalias con tiras de
plástico naranja flúor. Un acierto (pág. 21).
Cuando Carlota Casiraghi
tiene un buen día (y confía en Gucci) su estilo nos deja apabulladas. No hay más
que verla en una competición hípica celebrada en Cannes: pantalón de montar
blanco, cinturón negro, camisa azul, americana (blazer) color coral con botones
dorados, bolso de asa corta en verde esmeralda y borsalino de paja blanco con
la clásica cita de Gucci en rojo y verde (pág. 24). Impresionante.
Amaia Salamanca es
guapísima. Eso no tiene mérito. Lo que sí tiene mérito es que sabe elegir a la
perfección los estilismos que elige para sus eventos nocturnos. En el festival
de cine de Montecarlo dejó a todo el mundo boquiabierto con un palabra de honor
de corte sirena en blanco y con aplicaciones de strass en negro y plata en
degradée firmado por Óscar de la Renta y que combinó con un clutch de Chanel.
¿Lo mejor del look? Los pendientes XXL color verde esmeralda (pág, 26-27).
Bravo por Amaia.
En cambio, cuando Amaia se
viste de sport no acaba de encontrar el punto justo. Su total look negro con
camiseta básica de tirantes, microfalda negra, botas de motera negras, cinturón
XXL en marrón oscuro y megabolso negro de Vuitton le daba un aspecto macarrilla
que no le favorece. Además, llevar un bolso de Vuitton y a la vez dejar que se
te vean los tirantes del sujetador (aunque también fuera negro) es pelín
horterilla (pág. 28)
La Princesa Máxima de
Holanda no comparte el tipo escuálido de otras princesas europeas. Tiene curvas
y sus formas son rotundas. Nos alegra ver que mujeres que no parecen insectos
palo resultan elegantísimas hasta vestidas en colores claros. Para ejemplo, el
look de boda de Máxima: blusa nude de amplias mangas cortadas y escote caja,
falda tubo nude con plumas en vertical, guantes nude, tocado de flor nude en el
pelo y clutch con grandes cristales en rosa, azul y fondo nude (pág. 32-34).
Espléndida.
La familia Bono acudió al
completo a una boda. Allí pudimos ver dos estilos muy diferentes: los de las
dos hijas de José Bono. Ana Bono dejó a todos los asistentes alucinados con un
vestido rojo coral asimétrico, tipo túnica y largo hasta los pies combinado con
sandalias de tiras nude (pág. 40) de lo más favorecedor para una morena como
ella.
En cambio, su hermana
Amelia Bono, optó por un estilo complicado basado en el color block: cuerpo
blanco de escote caja con mangas francesas en color azul turquesa, falda tubo
por la rodilla en color azul eléctrico, sandalias blancas y azul bebé, cinturón
oro y clucth oro (pág. 41). No nos disgusta, la verdad es que es moderno y está
bien combinado, pero quizá no resulte muy elegante para una boda y hubiera
quedado mejor reservarlo para un bautizo. Le ponemos flecha amarilla.
Desde que Carlota
Casiraghi acudió a la boda de su tío, el Príncipe Alberto de Mónaco, ataviada
con un vestido azul tiza de gasa de Lagerfeld que llevaba una larga capa a
juego, que le llegaba hasta los pies y que se anudaba al cuello con un lazo, ha
creado tendencia. Si hace unos días vimos a Tamara Falcó en una boda con un
estilismo similar con capa de gasa pero en nude, esta semana la “copiona” es Carla Royo-Vilanova.
Pero hay diferencias. Carla viste un vestido corto blanco de croché y sandalias
doradas, y se planta encima una capa ¡con cuello!, de un tejido parecido a un
crêpe de seda (mucho más gordo y basto que las capas de muselina de Carlota y
de Tamara) y que le llega a la altura de la pantorrilla y no hasta los pies. El
resultado es raruno e invernal, aunque reconocemos que fea no está y por eso es
flecha amarilla (pág. 44).
Nuestra Tamara Falcó, al
igual que Carla Royo-Vilanova, acudió a la fiesta de Moët Ice imperial. Eligió
un vestido de gasa plisada de Dior en color coral con transparencias en el
cuerpo que se disimulaban con un estratégico forro, con falda por la rodilla de
ligero vuelo y un finísimo cinturón dorado (pág. 45). El vestido era precioso,
pero los huesos de los hombros se le
marcaban demasiado porque está muy delgada y no le favorecía. Flecha amarilla
aunque es casi verde.
No es la primera vez que
opinamos que Ana Rosa Quintana, en cuanto sale del plató, pierde todo su
sentido estético. Ana Rosa fue al concierto de Springsteen con un conjunto que
pretendía ser juvenil y que acabó siendo una cursilada hortera: camiseta negra
con dibujo de strass en plata oscura, en plan roquero, sandalias de cuña
doradas que parecían zapatones y, lo peor, unas mallas de colorines, formando
cuadros con dibujos abstractos que daban verdadero miedo y un bolsito de mano
tipo abuelilla en amarillo mostaza (pág. 48). Lo peor es que, encima, sería
todo de marca… Tristísimo.
De nuevo otro estilismo de
Carla Royo-Vilanova que comentar. Esta vez Carla se fue de comida de celebración
familiar con un vestido de flores en rosa con un fondo de rayas horizontales
blancas, naranjas, verdes y amarillas de dos palmos de ancho, con un cinturón
amarillo elástico de un palmo de ancho y con unas gafas XXL que le tapaban toda
la cara. Según la redactora de la revista, su estilo es “juvenil y veraniego”.
Nuestro veredicto es que su estilo en este caso es cursilón y sin gracia (pág.
49). Perdónanos, Carla, pero eres flecha roja.
Arggggggg… Las
supermodelos creen que se pueden poner cualquier cosa y estar monas…¡mentira!
Si no, no hay más que ver a Naomi Campbell en un cumpleaños en Ibiza. Naomi osó
ponerse un vestido de tirantes requeteceñido, con un largo hasta media pierna,
escote “balconnet” y estampado en rayas verticales naranjas y negras. Era un
cruce entre los panatalones de Obelix y una tumbona de playa (pág. 53).
Desastroso.
Hasta las estilistas con
más criterio pueden equivocarse. Con lo que nos gusta Brisanda Fitz-James, nos
ha decepcionado verla con un vestido gris de terciopelillo tornasolado de
anchos tirantes y largo a media pantorrilla que no sabemos de dónde ha sacado
pero que ni es bonito, ni favorece ni acentúa su tipo. Por suerte, los
complementos de Brianda mejoraron un poco el look: bolso college en camel,
zapatos calados de pulsera y gafas y pañuelo a la cabeza como una pin-up (pág.
55). Aprueba por los complementos, pero el vestido es para suspenderla.
Algunas famosas no se dan
cuenta de que una parte fundamental de su imagen es el pelo. Un mal peinado
puede destrozar un buen outfit. Por ejemplo, la melena corta de grandes bucles
y cardada de Mar Flores es un peinado de señorona de la alta burguesía que te
pone años encima (pág. 56). Con lo guapa que es esta chica y con el pelo, oye,
que no atina…
Siguiendo con el tema del
peinado, parece ser que el corte de pelo a lo garçon (corto como un chico) es
lo más de lo más entre las actrices de Hollywood. Charlize Theron y Anne
Hathaway son claros ejemplos. La verdad es que debe ser muy cómodo y muy
fresquito, pero sólo les sienta bien a ellas, con óvalos de cara perfectos y
cutis también perfectos (pág. 72). Total, que por poner de moda este corte de
pelo tan difícil, les vamos a poner una flecha roja. Porque somos envidiosas…
Hay quien confunde el
estilo sport con el estilo “salgo de casa como me da la gana”. Es el caso de
Megan Fox, que se pinta como si fuera a un estreno para luego ponerse unas
mallas capri, unas sandalias de plataforma y una terrible camiseta corta,
descolorida, en rosa y azul bebé con un I love California (con corazoncito y
todo). Este estilo “choni” no nos gusta nada (pág. 73).
Genial el reportaje de
moda en el que posan como modelos Lourdes Montes, Rocío Peralta y Macarena
Herrero. Es genial porque toda la moda que lucen es de… ¡Mango! O sea que si
encuentras algo que te guste podrás comprarlo sin dejarte los ahorros del mes
(pág. 78-82). El estilismo es de Laura Vecino, que propone colores sorbete,
toques de colores flúor, estampados de flores liberty y tejidos vaporosos. Un
acierto.
Otro vestido rojo
asimétrico en una ceremonia nos indica que este va a ser uno de los hits de la
temporada. Si hace unas líneas hablábamos del vestido de Ana Bono, ahora
hablamos del de la Princesa Mary de Dinamarca. El vestido de Mary es un tono
más frambuesa, más rígido y con una pequeña cola, pero igual de bonito (pág.
90). Flecha verde.
¡Mira que nos gustan los
vestidos de novia de encaje! El de Camila Alves, de Dolce&Gabbana, era una
preciosidad: escote barco y mangas largas de encaje con transparencia y líneas
sencillas, casi como un fourreau. Lo dicho, precioso (pág. 93).
¿Qué le pasa a Inés
Sastre? Últimamente se viste de abuelilla. Acudió a la fiesta de Ferragamo
vestida de Ferragamo, es cierto, pero no hay quien nos discuta que podía haber
elegido un vestido de Ferragamo un poquito más colorista y un poquito más
atrevido y no ese vestido de escote en uve y largo a la rodilla, tipo vendaje
en negro y gris. No le favorecía absolutamente nada (pág. 106).
El chic de Olivia Palermo
es inigualable. Mezcla tendencias como nadie. Mira que la tendencia del
estampado indio es difícil de seguir (no favorece nada) pues va y ella la
aplica ¡en un collar! Mezcla un estilo de lo más preppy (pijo) consistente en
bermudas azules, camiseta XXL roja de manga francesa, bailarinas rojas, bolso
de paja con el susodicho collar de cuentas haciendo estampado apache y va y …
¡sale airosa de la mezcla! (pág. 113). Un modelo a seguir.
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