30 de octubre de 2011

LA OBSERVADORA: EL ¡HOLA! DE ESTA SEMANA, 2 DE NOVIEMBRE



Esta semana el ¡Hola! trae en portada a la Princesa Letizia. Como tenemos por política ignorar los estilismos de la Familia Real Española, pues nada que decir al respecto. Lo que nos ha dejado heladas es el reportaje sobre la “pseudo-boda” de Tamara Falcó Preysler. La idea es cursi a morir (Tamara nos cuenta cómo sería su boda y pasa de vestirse de novia a vestirse de invitada)  y  esconde un publirreportaje de la colección de Rosa Clará de esta temporada. En fin, que si lo que se pretendía era enseñar la colección de Rosa Clará, pues no hacía falta poner esa excusa tonta.. En páginas interiores, ningún reportaje destacable a excepción de la fiesta de Dior, que es uno de esos eventos que nos permiten analizar el estilismo de las celebrities y royals patrias y por eso le dedicamos un apunte especial. En fin, que allá va lo que hay que copiar y lo que no del ¡Hola! de esta semana:


Empezamos con el reportaje de la pseudo-boda de Tamara. La verdad es que los vestidos que propone Rosa Clará son elegantes y con clase.  Destacan: el vestido de novia color marfil, asimétrico, de corte helénico y cintura con strass (pág.9) y el vestido azul bebé strapless con falda imitando claveles que luce una “amiga” de Tamara (pág. 11), aunque lo del tocado y zapatos en rojo y el clutch amarillo es un intento fallido de color block que nopega ni con cola. Aunque estéticamente el reportaje es bonito, algunas ideas de Patricia Olmedilla (coordinadora del reportaje) son un desatino: los pobrecillos pajes con cinturones  de hiedra (pág. 9), o la pobrecilla camarera vestida de no sabemos exactamente qué con un ¿uniforme? estampado de pata de gallo blanco y negro, bonete en la cabeza y guantes blanco (parece más una azafata de líneas aéreas escandinavas que una camarera, pág. 14)…Un horror. En conjunto, flecha amarilla y casi, casi, suspende.

Que el/la estilista de Margarita Vargas es un crack, es un hecho. Ya nada queda de aquella chica con cara de bollo y pinta cursilona que se vestía como si fuera una muñequita antigua. No hay más que ver alguno de sus estilismos actuales (pág. 19): jeans pitillo en gris, camiseta básica blanca, chaleco morado, blazer negro, collares de cadena, maxi-gafas negras, bolso hobo negro y unos stilettos animal print pitón que para nosotras los quisiéramos. Un diez, Margarita.

Una chica que no necesita estilista es Paula Echevarría. Ella solita crea tendencia (o la sigue al dedillo si la ha creado otra). En el concierto de Christian Castro demostró que lo sencillo vende: un pantalón corto negro, camiseta negra cuello caja ribeteado de una finita tira de strass y chaqueta negra de punto de manga francesa. Un moño bailarina (pura moda) y ya. No se puede ser más cool (pág. 20-21).

En cambio, Carlota Casiraghi no nos acabó de convencer, también apostando al total look negro, en el homenaje a Karl Lagerfeld. Su vestido escote halter, con un nudo en el pecho, tirantes deshilachados y cuerpo de nido de abeja, parecía más bien un pareo. La salvó la trenza de espiga (pág. 22).

Paul David, el hijo de cristina Piaget es una verdadera monada. Posa mirando a cámara con esos ojazos azules y te lo quieres comer. Y su madre es un encanto, guapa, lista y simpática. Pero las estilistas del reportaje han tenido un fallo monumental. Sacar a los bebés en fotos sin ropa es peligroso, porque hay cosas, como ver al pobre niño con el culillo enrojecido en la foto de la pág 37, que no resultan bonitas por muy naturales que sean. No hacía falta. Ya había quedado precioso el reportaje con la foto de madre e hijo en la bañera.

Los peligros de ponerse capas y más capas de tela y de dejarse llevar en exceso por los plisados vaporosos son evidentes. No hay más que ver a Magdalena de Suecia, que en su última visita a Nueva York decidió ir de gala con una falda plisada nude larga hasta los pies, cuerpo bordado a tono y una chaquetilla corta de gasa con lazo y tres tallas más grande (pág. 45). Resultado: parecía tener el doble de quilos de los que tiene y se asemejaba a una mesa camilla.

Nada que ver con Mary de Dinamarca, que brilló con un vestido en lamé plata, tipo fourreau, de manga larga y un extraño y escote en diagonal con un simulado lazo lateral (pág. 47). Le favorecía y era fácil de llevar (no como los pliegues de Magdalena), así que se gana la flecha verde.

Ayyyy…Ya la echábamos de menos… Nuestra Naty Abascal se reunió a comer con la Duquesa de Alba y, como siempre, nos dejó anonadadas con su savoir faire. Vestido de tirantes anchos y escote cuadrado (poca gente es capaz de llevar ese escote, es uno de los peores enemigos de cualquier mujer: o te esconde el pecho o te aumenta tres tallas y se descoloca de su sitio), entallado, con falda lápiz hasta debajo de la rodilla, color azul pavo; complementado con un fino cinturón negro de charol y salones negros de charol a todo (pág. 49). Lo mejor: la maxi-gargantilla, una cadena corta de eslabones XXL que es el último grito en complementos. Flecha verde inmensa, como siempre.

Malena Costa ha roto con Puyol y hace lo que cualquiera en su situación. Ponerse monísima y divertirse. Su estilismo de noche es para copiarlo, por cómodo y por tendencia: esmoquin negro, cuerpo de encaje con escote corazón, pelo recogido en un moño bajo y pendientes de aro. Masculino y sexy. Nos encanta (pág. 54).

Queremos saber quién es el peluquero de Mónica Martín Luque para no ir a visistarlo jamás. Aún recordamos sus pelos leoninos en una de las últimas campañas de una joyería. Esta semana, otra vez haciendo inventos capilares, Mónica se marcó un extraño semi-recogido con raya de lado y tirabuzones colgando que le ponía años encima. Y los pendientes también eran en espiral…(pág. 54) Incomprensible que ella se viera bien así.

De nuevo Genoveva Casanova está estilísticamente perdida. Con lo resultona que podría quedar y pierde el norte con una facilidad…Vale que para ir a un musical no hace falta emperifollarse, pero ponerse unos pantalones anchos negros de perroflauta, una camiseta blanca tres tallas más grande y un chalequito de flores tres tallas más pequeño, es meter la pata. ¡Y combinar semejante conjunto con un bolso de Chanel es un sacrilegio! (pág. 60) Se mire por donde se mire es una flecha roja.

Que aprenda de Mar Flores, que estuvo espléndida, con unos pantalones de cuero negro con cordones cruzados en las costuras laterales, botas negras de cuero, jersey de cuello cisne negro, clutch negro y un blazer de lamé en oro viejo, muy osucro. Le sentaba fenomenal el outfit (pág. 61). Flecha verde, sin duda.

Entendemos que Carla Goyanes ahora vive en Miami y que en Miami hace calorcito. Pero cuando en Madrid hace 9ºC de temperatura por la noche, es inapropiado aparecer en una presentación con una mini de vuelo lila, un cuerpecito blanco de manga corta, y unos pumps de fondo blanco y animal print. El contraste de su indumentaria vera9niega con la indumentaria más invernal de su madre y de su hermana resulta chocante (pág. 62). Suspendida.

Lo ha pasado mal con su repentina varicela. Y no juzgamos su vestuario porque la han pillado a traición dentro de un coche yéndose a su casa. Pero lo que no podemos perdonarle es que no se peine. Pasarse un cepillo por la cabeza cuesta un minuto. Además, el corte de pelo de Eugenia Martínez de Irujo es fácil de arreglar siendo corto. O sea, que no se peina por pereza, y eso está muy mal, por muy aristócrata que seas (pág. 63).

En los premios T de Telva vimos (otra vez) a Tamara vestida de Gucci y a Nieves Álvarez de Giambattista Valli y nos quedamos alucinadas de su estilazo. Quiso competir Patricia Rato, vestida de Eduardo Ladrón de Guevara, y no consiguió estar entre los primeros puestos. ¿Por qué? Pues porque cuando no sigues la norma del menos es más y no equilibras las partes que componen tu estilismo, corres el riesgo de parecer un árbol de navidad. El cuerpo de encaje negro de Patricia sobre fondo de raso blanco, era una delicia. Pero suficientemente llamativo por sí solo. Debería haberse combinado con una falda neutra, lisa y de corte limpio. Y no con una falda de tela combinada (terciopelo y seda tornasolada) haciendo rayas en diagonal. No sabíamos si mirar la falda (que por sí sola también era preciosa) o el cuerpo, pero todo junto agobiaba. No suspende porque nos gustan sus prendas por separado, pero que vigile esos conjuntos barrocos que no convencen (pág.64).

María Porto, mujer de Álvarez Cascos, estuvo en los Premios Príncipe de Asturias. Y fue un ejemplo de cómo dos fallos tontos pueden arruinar un estilismo correcto. Su vestido estampado en degradée del toffee al azul índigo con flores, y mangas abullonadas era un acierto. Problema: le quedaba excesivamente corto y dejaba ver en exceso unas medias de brillos que le engordaban las piernas, efecto que se veía realzado por unas sandalias tobilleras que eran bonitas pero cero favorecedoras. No suspende porque nos permite ver fallos que nosotras no debemos cometer (pág. 71).

Será que está preocupada con las revueltas de la primavera árabe, pero Rania de Jordania ya no luce espectacular como nos tenía acostumbradas. En el Foro económico mundial lució un vestido de escote barco de cuerpo y falda en animal print pitón en grises y manga ligeramente abullonadas en negro, con un cinturón ancho también negro. Le sentaba como un saco y era un poco abuelil (pág. 81). ¡Suspende!

Las top models también se equivocan y a veces también dan un aspecto poligonero que da miedo. Ver a Claudia Schiffer en el aeropuertocon un pantalón capri de color indefinido entre el gris y el azul y unos botines-sandalias topolino, dejando ver un trocillo de pantorrilla blancuzca, con un jesey negro XXL de estar por casa y una medalla de oro grandecita por encima del mismo, da dolor. Y el tinte de pelo amarillo verdoso también da grima...(pág. 88).

Los pronunciados escotes en uve sin sujetador , desengañémonos, son sólo para mujeres de pecho perfectos (o con implantes). El resto de las mortales no podemos ni olerlos. Véase el ejemplo en Jennifer Aniston, con poco pecho, que parece que tiene el pecho caído cuando no es el caso. Un poquito más tapada hubiera estado estupenda (pág. 91).

Lindsay Lohan está de capa caída. La verdad es que no debe ser un buen trago ir a juicio otra vez, pero, ya que vas, hazte las mechas, maquíllate y péinate. No se puede ir por ahí con pelo rubio de bote y raíces negras de un palmo. Y con un mega boslso Chanel en color oro mate y unos peep toe en color oro brillante (que se dan de patadas). Desacertada, la pobre (pág. 91).

A determinadas edades, tiene que ganar la sensatez por encima de los deseos personales. Y debes tener sentido del ridículo aunque seas multimillonaria y te importe todo un pito. No hay que confundir la vitalidad con la horterada. Lilliane Bettencourt, a sus ochenta y muchos años, se deja fotografiar en la piscina de su casa de Formentor, en bikini y con un gorrito floral a lo Esther Williams…Y da penita…(pág. 102).

Espectacular el reportaje de moda de Ángel Schlesser. Un compendio de las tendencias otoño invierno 2011-2012: guantes largos, cuellos de piel, botines de cordones, esmoquin para la noche, pantalones masculinos, animal print, clutch sobre…Para mirarlo con calma y aprender a combinar (pág. 117-121).



Especial fiesta de Dior en Madrid


Esta es una de esas fiestas en las que merece la pena mirar foto por foto para analizar estilismos y sacar ideas. Por ejemplo, que se lleva el corto y que no hay nada más socorrido que el color negro.  Así que aquí os dejamos un pequeño resumen de las mejores y las peores ideas.



Cuando quiere, es de las mejores. Laura Vecino triunfó con un total look Dior de la colección crucero. Minivestido negro, de escote cuadrado y pequeña manguita japonesa que sólo las muy delgadas como ella se pueden permitir. Sandalias negras, verde lima y rosa palo y clutch verde lima. Perfecta (pág. 108).

A pesar de que jamás tendremos sus piernas quilométricas, el estilismo que luce Lavinia Birladeanu (una top madel que desconocíamos) es fácil de copiar y estiloso. Vestido negro y corto pegado a la piel y blazer XXL negro cruzado. Stilettos nude forrados de encaje negro y melena al viento. Sobraba el bolsito de tercipelo azul, que es lo que le impide ser flecha verde (pág. 109).

Un desatre Berta Collado, que se confundió de hora y se plantó un Dior en cuadros verdes y fucsia que es para el día y no para la noche. Aún si hubiera elegido un peinado más elaborado, hubiera colado, pero no fue así y el resultado era excesivamente informal (pág. 110).


Otro desastre Aida Artiles, con un vestido en lamé plateado que le quedaba grande y que se le desencajaba de su sitio completamente. La faldita cruzada estaba mal puesta y mal atada y le quedaba demasiado corta (pág. 110).

En cambio, sí acertó Patricia Montero, con un vestido túnica por la rodilla, asimétrico y en blanco nieve, con cluth y zapatos en cobre. Lucía ligero bronceado y eso, con el blanco de color base, favorece muchísimo (pág. 111).

Y, para terminar, una de las más elegantes de la noche, a pesar de que no iba vestida de Dior, fue Amelia Bono. Llevaba un vestido negro de corte limpio de Juanjo Oliva, por la rodilla, de escote caja y mangas abullonadas abiertas forradas en verde lima y oro que hacían un efecto capa. Clutch animal print de pitón y Louboutines negros. Y con el aclamado moño bailarina. Un diez toda ella (pág.110).


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