Esta semana el ¡Hola! trae
en portada a la Princesa Letizia. Como tenemos por política ignorar los
estilismos de la Familia Real Española, pues nada que decir al respecto. Lo que
nos ha dejado heladas es el reportaje sobre la “pseudo-boda” de Tamara Falcó Preysler.
La idea es cursi a morir (Tamara nos cuenta cómo sería su boda y pasa de
vestirse de novia a vestirse de invitada)
y esconde un publirreportaje de
la colección de Rosa Clará de esta temporada. En fin, que si lo que se
pretendía era enseñar la colección de Rosa Clará, pues no hacía falta poner esa
excusa tonta.. En páginas interiores, ningún reportaje destacable a excepción
de la fiesta de Dior, que es uno de esos eventos que nos permiten analizar el
estilismo de las celebrities y royals patrias y por eso le dedicamos un apunte
especial. En fin, que allá va lo que hay que copiar y lo que no del ¡Hola! de
esta semana:
Empezamos con el reportaje
de la pseudo-boda de Tamara. La verdad es que los vestidos que propone Rosa
Clará son elegantes y con clase.
Destacan: el vestido de novia color marfil, asimétrico, de corte
helénico y cintura con strass (pág.9) y el vestido azul bebé strapless con
falda imitando claveles que luce una “amiga” de Tamara (pág. 11), aunque lo del
tocado y zapatos en rojo y el clutch amarillo es un intento fallido de color
block que nopega ni con cola. Aunque estéticamente el reportaje es bonito,
algunas ideas de Patricia Olmedilla (coordinadora del reportaje) son un
desatino: los pobrecillos pajes con cinturones
de hiedra (pág. 9), o la pobrecilla camarera vestida de no sabemos
exactamente qué con un ¿uniforme? estampado de pata de gallo blanco y negro,
bonete en la cabeza y guantes blanco (parece más una azafata de líneas aéreas
escandinavas que una camarera, pág. 14)…Un horror. En conjunto, flecha amarilla
y casi, casi, suspende.
Que el/la estilista de
Margarita Vargas es un crack, es un hecho. Ya nada queda de aquella chica con
cara de bollo y pinta cursilona que se vestía como si fuera una muñequita
antigua. No hay más que ver alguno de sus estilismos actuales (pág. 19): jeans pitillo
en gris, camiseta básica blanca, chaleco morado, blazer negro, collares de
cadena, maxi-gafas negras, bolso hobo negro y unos stilettos animal print pitón
que para nosotras los quisiéramos. Un diez, Margarita.
Una chica que no necesita
estilista es Paula Echevarría. Ella solita crea tendencia (o la sigue al
dedillo si la ha creado otra). En el concierto de Christian Castro demostró que
lo sencillo vende: un pantalón corto negro, camiseta negra cuello caja ribeteado
de una finita tira de strass y chaqueta negra de punto de manga francesa. Un
moño bailarina (pura moda) y ya. No se puede ser más cool (pág. 20-21).
En cambio, Carlota
Casiraghi no nos acabó de convencer, también apostando al total look negro, en
el homenaje a Karl Lagerfeld. Su vestido escote halter, con un nudo en el
pecho, tirantes deshilachados y cuerpo de nido de abeja, parecía más bien un
pareo. La salvó la trenza de espiga (pág. 22).
Paul David, el hijo de
cristina Piaget es una verdadera monada. Posa mirando a cámara con esos ojazos
azules y te lo quieres comer. Y su madre es un encanto, guapa, lista y
simpática. Pero las estilistas del reportaje han tenido un fallo monumental.
Sacar a los bebés en fotos sin ropa es peligroso, porque hay cosas, como ver al
pobre niño con el culillo enrojecido en la foto de la pág 37, que no resultan
bonitas por muy naturales que sean. No hacía falta. Ya había quedado precioso
el reportaje con la foto de madre e hijo en la bañera.
Los peligros de ponerse
capas y más capas de tela y de dejarse llevar en exceso por los plisados
vaporosos son evidentes. No hay más que ver a Magdalena de Suecia, que en su
última visita a Nueva York decidió ir de gala con una falda plisada nude larga
hasta los pies, cuerpo bordado a tono y una chaquetilla corta de gasa con lazo
y tres tallas más grande (pág. 45). Resultado: parecía tener el doble de quilos
de los que tiene y se asemejaba a una mesa camilla.
Nada que ver con Mary de
Dinamarca, que brilló con un vestido en lamé plata, tipo fourreau, de manga
larga y un extraño y escote en diagonal con un simulado lazo lateral (pág. 47).
Le favorecía y era fácil de llevar (no como los pliegues de Magdalena), así que
se gana la flecha verde.
Ayyyy…Ya la echábamos de
menos… Nuestra Naty Abascal se reunió a comer con la Duquesa de Alba y, como siempre,
nos dejó anonadadas con su savoir faire. Vestido de tirantes anchos y escote
cuadrado (poca gente es capaz de llevar ese escote, es uno de los peores
enemigos de cualquier mujer: o te esconde el pecho o te aumenta tres tallas y
se descoloca de su sitio), entallado, con falda lápiz hasta debajo de la
rodilla, color azul pavo; complementado con un fino cinturón negro de charol y
salones negros de charol a todo (pág. 49). Lo mejor: la maxi-gargantilla, una
cadena corta de eslabones XXL que es el último grito en complementos. Flecha
verde inmensa, como siempre.
Malena Costa ha roto con
Puyol y hace lo que cualquiera en su situación. Ponerse monísima y divertirse.
Su estilismo de noche es para copiarlo, por cómodo y por tendencia: esmoquin
negro, cuerpo de encaje con escote corazón, pelo recogido en un moño bajo y
pendientes de aro. Masculino y sexy. Nos encanta (pág. 54).
Queremos saber quién es el
peluquero de Mónica Martín Luque para no ir a visistarlo jamás. Aún recordamos
sus pelos leoninos en una de las últimas campañas de una joyería. Esta semana,
otra vez haciendo inventos capilares, Mónica se marcó un extraño semi-recogido
con raya de lado y tirabuzones colgando que le ponía años encima. Y los pendientes
también eran en espiral…(pág. 54) Incomprensible que ella se viera bien así.
De nuevo Genoveva Casanova
está estilísticamente perdida. Con lo resultona que podría quedar y pierde el
norte con una facilidad…Vale que para ir a un musical no hace falta emperifollarse,
pero ponerse unos pantalones anchos negros de perroflauta, una camiseta blanca
tres tallas más grande y un chalequito de flores tres tallas más pequeño, es
meter la pata. ¡Y combinar semejante conjunto con un bolso de Chanel es un
sacrilegio! (pág. 60) Se mire por donde se mire es una flecha roja.
Que aprenda de Mar Flores,
que estuvo espléndida, con unos pantalones de cuero negro con cordones cruzados
en las costuras laterales, botas negras de cuero, jersey de cuello cisne negro,
clutch negro y un blazer de lamé en oro viejo, muy osucro. Le sentaba fenomenal
el outfit (pág. 61). Flecha verde, sin duda.
Entendemos que Carla
Goyanes ahora vive en Miami y que en Miami hace calorcito. Pero cuando en
Madrid hace 9ºC de temperatura por la noche, es inapropiado aparecer en una
presentación con una mini de vuelo lila, un cuerpecito blanco de manga corta, y
unos pumps de fondo blanco y animal print. El contraste de su indumentaria
vera9niega con la indumentaria más invernal de su madre y de su hermana resulta
chocante (pág. 62). Suspendida.
Lo ha pasado mal con su
repentina varicela. Y no juzgamos su vestuario porque la han pillado a traición
dentro de un coche yéndose a su casa. Pero lo que no podemos perdonarle es que
no se peine. Pasarse un cepillo por la cabeza cuesta un minuto. Además, el
corte de pelo de Eugenia Martínez de Irujo es fácil de arreglar siendo corto. O
sea, que no se peina por pereza, y eso está muy mal, por muy aristócrata que
seas (pág. 63).
En los premios T de Telva
vimos (otra vez) a Tamara vestida de Gucci y a Nieves Álvarez de Giambattista
Valli y nos quedamos alucinadas de su estilazo. Quiso competir Patricia Rato,
vestida de Eduardo Ladrón de Guevara, y no consiguió estar entre los primeros
puestos. ¿Por qué? Pues porque cuando no sigues la norma del menos es más y no
equilibras las partes que componen tu estilismo, corres el riesgo de parecer un
árbol de navidad. El cuerpo de encaje negro de Patricia sobre fondo de raso
blanco, era una delicia. Pero suficientemente llamativo por sí solo. Debería
haberse combinado con una falda neutra, lisa y de corte limpio. Y no con una
falda de tela combinada (terciopelo y seda tornasolada) haciendo rayas en
diagonal. No sabíamos si mirar la falda (que por sí sola también era preciosa)
o el cuerpo, pero todo junto agobiaba. No suspende porque nos gustan sus
prendas por separado, pero que vigile esos conjuntos barrocos que no convencen
(pág.64).
María Porto, mujer de
Álvarez Cascos, estuvo en los Premios Príncipe de Asturias. Y fue un ejemplo de
cómo dos fallos tontos pueden arruinar un estilismo correcto. Su vestido
estampado en degradée del toffee al azul índigo con flores, y mangas
abullonadas era un acierto. Problema: le quedaba excesivamente corto y dejaba
ver en exceso unas medias de brillos que le engordaban las piernas, efecto que
se veía realzado por unas sandalias tobilleras que eran bonitas pero cero
favorecedoras. No suspende porque nos permite ver fallos que nosotras no
debemos cometer (pág. 71).
Será que está preocupada
con las revueltas de la primavera árabe, pero Rania de Jordania ya no luce
espectacular como nos tenía acostumbradas. En el Foro económico mundial lució
un vestido de escote barco de cuerpo y falda en animal print pitón en grises y
manga ligeramente abullonadas en negro, con un cinturón ancho también negro. Le
sentaba como un saco y era un poco abuelil (pág. 81). ¡Suspende!
Las top models también se
equivocan y a veces también dan un aspecto poligonero que da miedo. Ver a
Claudia Schiffer en el aeropuertocon un pantalón capri de color indefinido
entre el gris y el azul y unos botines-sandalias topolino, dejando ver un
trocillo de pantorrilla blancuzca, con un jesey negro XXL de estar por casa y
una medalla de oro grandecita por encima del mismo, da dolor. Y el tinte de
pelo amarillo verdoso también da grima...(pág. 88).
Los pronunciados escotes
en uve sin sujetador , desengañémonos, son sólo para mujeres de pecho perfectos
(o con implantes). El resto de las mortales no podemos ni olerlos. Véase el
ejemplo en Jennifer Aniston, con poco pecho, que parece que tiene el pecho caído cuando no es el caso. Un poquito más tapada hubiera estado estupenda
(pág. 91).
Lindsay Lohan está de capa
caída. La verdad es que no debe ser un buen trago ir a juicio otra vez, pero,
ya que vas, hazte las mechas, maquíllate y péinate. No se puede ir por ahí con
pelo rubio de bote y raíces negras de un palmo. Y con un mega boslso Chanel en
color oro mate y unos peep toe en color oro brillante (que se dan de patadas).
Desacertada, la pobre (pág. 91).
A determinadas edades,
tiene que ganar la sensatez por encima de los deseos personales. Y debes tener
sentido del ridículo aunque seas multimillonaria y te importe todo un pito. No
hay que confundir la vitalidad con la horterada. Lilliane Bettencourt, a sus
ochenta y muchos años, se deja fotografiar en la piscina de su casa de
Formentor, en bikini y con un gorrito floral a lo Esther Williams…Y da
penita…(pág. 102).
Espectacular el reportaje de
moda de Ángel Schlesser. Un compendio de las tendencias otoño invierno
2011-2012: guantes largos, cuellos de piel, botines de cordones, esmoquin para
la noche, pantalones masculinos, animal print, clutch sobre…Para mirarlo con
calma y aprender a combinar (pág. 117-121).
Especial fiesta de Dior en
Madrid
Esta es una de esas
fiestas en las que merece la pena mirar foto por foto para analizar estilismos
y sacar ideas. Por ejemplo, que se lleva el corto y que no hay nada más
socorrido que el color negro. Así que
aquí os dejamos un pequeño resumen de las mejores y las peores ideas.
Cuando quiere, es de las
mejores. Laura Vecino triunfó con un total look Dior de la colección crucero.
Minivestido negro, de escote cuadrado y pequeña manguita japonesa que sólo las
muy delgadas como ella se pueden permitir. Sandalias negras, verde lima y rosa
palo y clutch verde lima. Perfecta (pág. 108).
A pesar de que jamás
tendremos sus piernas quilométricas, el estilismo que luce Lavinia Birladeanu
(una top madel que desconocíamos) es fácil de copiar y estiloso. Vestido negro
y corto pegado a la piel y blazer XXL negro cruzado. Stilettos nude forrados de
encaje negro y melena al viento. Sobraba el bolsito de tercipelo azul, que es
lo que le impide ser flecha verde (pág. 109).
Un desatre Berta Collado,
que se confundió de hora y se plantó un Dior en cuadros verdes y fucsia que es
para el día y no para la noche. Aún si hubiera elegido un peinado más
elaborado, hubiera colado, pero no fue así y el resultado era excesivamente
informal (pág. 110).
Otro desastre Aida
Artiles, con un vestido en lamé plateado que le quedaba grande y que se le
desencajaba de su sitio completamente. La faldita cruzada estaba mal puesta y
mal atada y le quedaba demasiado corta (pág. 110).
En cambio, sí acertó
Patricia Montero, con un vestido túnica por la rodilla, asimétrico y en blanco
nieve, con cluth y zapatos en cobre. Lucía ligero bronceado y eso, con el
blanco de color base, favorece muchísimo (pág. 111).
Y, para terminar, una de
las más elegantes de la noche, a pesar de que no iba vestida de Dior, fue
Amelia Bono. Llevaba un vestido negro de corte limpio de Juanjo Oliva, por la
rodilla, de escote caja y mangas abullonadas abiertas forradas en verde lima y
oro que hacían un efecto capa. Clutch animal print de pitón y Louboutines
negros. Y con el aclamado moño bailarina. Un diez toda ella (pág.110).
0 comentarios:
Publicar un comentario