Ojeando un libro de moda española en el siglo XX, ahí, mientras mis ojillos se llenaban de
diseños magníficos y atemporales de modistos como Balenciaga, Pertegaz o Pedro
Rodríguez, me puse yo a pensar… ¿Todos los creadores de moda de esa época eran
hombres? ¿No había ninguna mujer? Pues sí. Como mínimo había una. Y se llamaba
Flora Villarreal.
Así como, por ejemplo, Balenciaga o Pertegaz, son
conocidos (y reconocidos) en España y fuera de nuestras fronteras, a la
“Boutique Villarreal” y, especialmente a su alma Mater, Flora Villarreal, no se
le ha dado todo el reconocimiento que ella merecía. Quizá porque fue una
persona muy discreta que nunca quiso llamar la atención más que por su trabajo,
o quizá porque en aquella época (y lamentablemente en ésta aún sucede) el
trabajo femenino no tenía el mismo reconocimiento que el masculino.
Esta fantástica mujer, Flora Villarreal Medina, fue
costurera y modista durante más de cincuenta años y desarrolló toda su carrera
en Madrid. ¡Llegó a tener su estudio en un lugar tan emblemático como el Paseo
de la Castellana!
Realizaba modelos de diseño propio y diseños que eran “inspiración-versión” de diseñadores franceses como Chanel o Christian Dior. Viajó a París en múltiples ocasiones, lo cual no era habitual en las mujeres de su época, donde compraba patrones, telas y derechos para versionar creaciones de otros modistos. Tenía tres talleres propios, tres maniquíes fijas, salones privados donde pasaba sus colecciones y empleaba a… ¡unas cien personas! Cosía todo tipo de prendas, desde vestidos de fiesta a trajes de cóctel, pasando por trajes de novia, abrigos y hasta lencería.
No he podido encontrar muchas imágenes de su producción, sólo las que son propiedad el Museo del Traje, pero lo poquito que he podido ver… ¡es precioso!
Realizaba modelos de diseño propio y diseños que eran “inspiración-versión” de diseñadores franceses como Chanel o Christian Dior. Viajó a París en múltiples ocasiones, lo cual no era habitual en las mujeres de su época, donde compraba patrones, telas y derechos para versionar creaciones de otros modistos. Tenía tres talleres propios, tres maniquíes fijas, salones privados donde pasaba sus colecciones y empleaba a… ¡unas cien personas! Cosía todo tipo de prendas, desde vestidos de fiesta a trajes de cóctel, pasando por trajes de novia, abrigos y hasta lencería.
No he podido encontrar muchas imágenes de su producción, sólo las que son propiedad el Museo del Traje, pero lo poquito que he podido ver… ¡es precioso!
¿Os apetece saber más? Pues os animo a que hagáis click aquí
y dediquéis un poquito de vuestro tiempo a leer un estudio realizado por dos
investigadoras del Museo del Traje de Madrid, Concha Herranz e Irene Seco, que
os acercará a la figura de esta mujer valiente, elegante, pionera y, por
desgracia, un poquito olvidada, que se llamaba Flora Villarreal. Os encantará. Yo
ya soy su fan (de Flora y de Concha e Irene).
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