No obstante, como nuestro cometido no es contar lo que dice la revista, sino analizar los looks y las ideas que nos hemos encontrado en ella, aquí os dejamos lo que hay que copiar y lo que no de lo visto en el ¡Hola! de la semana:
El reportaje inicial de casas que nos dejan turulatas se ubica esta vez en la casa de Yves Carcelle, presidente de Louis Vuitton. La verdad es que la casa, completamente art nouveau, personalmente no nos acaba, pero el reportaje es una delicia. ¿Y quién firma el reportaje? Pues nuestra Naty Abascal, que luce su pleno esplendor, peinada y vestida como sólo ella sabe. Rodeada de invitados, casi todos vestidos de negro, Naty reluce con un conjunto de pantalón blanco de crêpe de talle alto y pernera recta, clutch joya, sandalias en oro mate y plata, blusa de escote caja en blanco con pequeños apliques plateados en forma de florecitas y unos preciosos pendientes turquesas. Suponemos que todo de Vuitton. (pág. 9 y 13). Espléndida.
Una cosa curiosa: la mesa en la que cenan los invitados (se supone) en casa del presidente de Vuitton es cualquier cosa menos ostentosa. ¡Si ni siquiera la han vestido con mantel! Mantelitos individuales, vajilla floral de aire campestre y adornos sencillos. Lo que podemos copiar está en el plato del pan. Gran idea lo de atar con una cuerdecita de enea unos cuantos panes alargados de diferentes modelos (integral, normal, de semillas). ¡Como si fueran regalos! (pág. 12).
Adriana Abascal tiene un estilo mucho más recargado que el de Naty, pero hay que reconocer que "mejor pasarse que no llegar". En la cena en Chez Vuitton luce un vestido de cóctel negro con escote halter con pedrería y una preciosa espalda de anchos tirantes cruzados. Al lado de las otras invitadas, también de negro, es la que destaca. Nos gusta (pág. 12-13).
En cambio, la pobre Genoveva Casanova destaca, pero por sosa. Posa con un vestido corto y asimétrico de lentejuelas negro y vino en franjas horizontales que le sienta como un tiro. Debería haberse puesto un vestido-faja debajo que le homogeneizara la silueta. Además, colocarse un collarcito de perlas pobretón encima de ese despliegue de lentejuelas en el vestido era incongruente. La tenemos que suspender (pág. 13).
Carlota Casiraghi tiene novio nuevo, y él pertenece al mundo de la farándula. Los actores, ya se sabe, en su vida normal tienen tendencia, a ir estilísticamente hechos un desastre para que no los reconozcan. Y las parejas de los actores suelen mimetizarse con esos looks zarrapastrosos. Tal es el caso de Carlota, que se ha mimetizado con su novio hasta tal punto que ambos llevan las mismas zapatillas negras con suela blanca nívea para ir de cena. Además de ser una cursilada ir de gemelitos, las zapatillas son para el día, no para la noche. Suspendida (pág. 22).
De entre todos los colores que se llevan esta primavera, estamos empezando a ver cuál es el favorito entre nuestras celebrities: el rojo-naranja coral. No hay it-girl patria que no lo luzca ya. ¿Que no os lo creéis? Pues nos hemos encontrado tres ejemplos claros de esta tendencia en diferentes verisones: Laura Vecino, Sara Carbonero y Tamara Falcó. Laura luce pitillos color coral combinados con parka verde, botines marrones y foulard azul en una arriesgada aunque acertada combinación muy urbana (pág. 30). Sara, nos deleita con un street style (su punto fuerte), con jeans pitillo azul oscuro, botines marrones y camiseta color coral de corte murciélago sobre top básico blanco roto y cazadora motera de ante marrón (pág. 31). Y Tamara nos muestra un look nocturno de lo más chic también con pitillos azules desgastados, peep toe rojo coral y trench también rojo coral sobre camiseta denim (pág.110). Tres estilos soberbios para un mismo color. ¡Hala! a la tienda de siempre que nos vamos para comprar algo color coral.
Una trend-setter internacional que nos fascina es Olivia Palermo. La verdad es que esta chica tiene un puntito lánguido que suaviza cualquier outfit que se ponga y lo hace dulce e inocente. Desde el precioso vestido nude de gasa plisado, con escote halter y largo que le arrastraba que llevó para la sesión de la joyería Rabat, hasta el look Audrey Hepburn que lució en la semana de la moda de París. Este último outfit era una magnífica idea: falda corta tipo flor con mucho vuelo y cuerpo escote barco y manga larga en negro adamascado. Todo completado con gran pulsera dorada y anillo a juego. El único fallo: los zapatos de imposible plataforma exterior que hacían que pareciera inestable (pág. 32-33). Zapatos aparte, le ponemos un excelente.
Vale que no tenemos el tipo de Paulina Rubio y que el bikini no nos va a sentar como a ella, pero su outfit de piscina es perfectamente copiable. Aprendamos de ella: bikini azul klein de triángulo, con braguita atada con cintas a la cadera, de lo más sencillo y fácil (y barato) de compra, pamela flor del mismo azul con una cinta en fucsia y mega gafas de sol con montura de plata y cristales fucsia-anaranjados. ¡Hasta la pulserita de hilo que lleva atada en la muñeca es fucsia! Nada es casual y hay que salir de casa estudiando lo que te pones. Como ella (pág. 48-50).
Hay quien hace de la sobriedad un arte y tiene una elegancia que no destaca. Pero porque no hace falta emperifollarse y ponerse encima millones de cosas para ir bien vestida, nos encanta Lourdes Montes, la novia de Francisco Rivera. Luce prendas low-cost, simples y sin florituras, a las que les da un toquecito diferente y ya. Lourdes se fue a los toros con pitillo negro, jersey de cuello cisne negro y un maxi cardigan amoroso color azul. Hasta ahí muy sencillo. ¿El toque? Una cadena al cuello de la que colgaba una mariposa-joya de cuerpo turquesa con alitas en ámbar. No hacía falta más para ir mejor (pág. 54).
Cuando la conocimos ya vimos que era peculiar y raruna. Cuando se casó también nos obnubiló con un vestido de novia complejo y difícil de vender. Y cada vez que volvemos a verla nos demuestra que está en las antípodas de lo que se entiende por clasicismo. Asela, mujer de Jacobo Fitz-James Stuart nos deja anonadadas con su estilismo callejero (que no podríamos llevar con dignidad aunque quisiéramos...): falda pañuelo de seda en azul marino y gris por la rodilla, medias tupidas azul marino, camisa de plumetti negro sobre fondo blanco, claleco azul marino, blazer corto y entallado azul marino, bolsito bandolera enano color marrón, pañoleta de flores de colores sobre fondo blanco y dos horquillas en el pelo con dos rosas, una a cada lado de la cabeza (pág. 57). Las prendas por separado (a excepción de las horquillas) no estaban mal, la falda es hasta bonita y de tendencia, pero el conjunto nos horripila. Le damos la enhorabuena por su embarazo pero estilísticamente la tenemos que suspender.
Misses y otras celebrities se reunieron para celebrar el cumpleaños de Mª José Suárez. La consigna debía ser: pónte una mini y luce las piernas. Eso sí, hubo quién lució la mini con menos acierto que otras. A destacar por poco acertadas: pues la inefable Elena Tablada, Olivia de Borbón y Raquel Rodríguez. Quedémonos con Elena, que se plantó un vestido strech negro sin medias, unas sandalias romanas de enorme plataforma que le acortaban las piernas y un cinturón de Moschino (de ésos que llevan las letras de la marca en oro que es muy Miami pero que aquí hace lo menos veinte años que no se lleva nada). Lo único correcto: la idea del total look negro y su perfecto de cuero negro (pág. 61). No suspende, pero tiene que eliminar ese cinturón de su armario y aprender a ponerse medias y zapatos con menos volumen.
En quien debería fijarse Elena Tablada es en Eva González, la más elegante de las misses del cumpleaños (pág. 61). Eva, como Elena, lució un vestido strech negro con escote en uve y mini, medias finas negras, salones negros de plataforma, chaqueta de pelo de conejo en gris y camel y un clutch sobre estampado animal print pitón. Y remató el conjunto peinándose con raya en medio y una trenza lateral. Estaba perfecta (y al lado de otras, más perfecta aún)
Esta señora es nuestra debilidad. De las celebrities con personalísimos estilos (que no siempre gustan) nosotras nos quedamos con ella. Lady Foster, Elena Ochoa, es llamativa, grandilocuente y no tiene complejos. Y lo que en ella es una excentricidad con estilo en otras es una horterada mayúscula. Su look a lo Cruella de Vil (la mala malísima de la peli de Disney 101 dálmatas) en Saint Moritz nos ha chiflado: maxi gafas de cristales color ámbar, camiseta, pitillos y polar negros, con botas de caña planas y negras, grandioso sombrero fedora negro, guantes de piel negros y un espectacular y larguísimo abrigo de doble faz en ante marrón y forrado de marta cibelina. Increíble (pág. 94)
Y lo mejor de Lady Foster es que, igual se viste de Cruella de Vil hoy, que mañana se calza un chándal negro y un gorro de lana negro y se queda tan tranquila porque lo lleva con la misma entereza. Eso sí, con chándal está peor. El look Cruella es insuperable...(pág. 94)
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