De los nervios hemos estado
todo el fin de semana esperando la gala de los Óscar… Es un estupendo momento para agudizar el ojo y ver qué les
han recomendado los estilistas a las actrices. El año pasado ya nos llevamos un
disgusto porque el tema estilístico estuvo un poco soso. Este año, parece que
la cosa ha mejorado, aunque, a excepción de Gwyneth Paltrow y su Tom Ford,
ninguno de los outfits nos ha dejado obnubiladas, la verdad.
Como aún no han llegado las revistas a los
kioscos, hemos entrado en algunas de nuestras webs de cabecera, las de las revistas Marie Claire y Telva (haced click) y hemos
revisado una por una a las estrellas que desfilaron por la alfombra roja del Kodak
Theatre. Las fotos que aquí os mostramos son propiedad de estas web y os
animamos a que entréis en ellas para verlas en detalle ¡hay muchas más de las
que aquí os mostramos!
En fin, que allá van nuestras opiniones y
¡esperamos las vuestras!
Las mejor vestidas
Gwyneth Paltrow, para nosotros, la
mejor con diferencia. Elegantísima con un vestido blanco nieve de líneas rectas
y escote asimétrico firmado por Tom Ford y con una capa blanca con hombreras, a
juego con el vestido, y larga hasta los pies. Era muy difícil de llevar sin
pisarlo y sin que la capa se deslizara peligrosamente entre los tacones y ella
lo llevo con una facilidad pasmosa. Las joyas en oro blanco y strass hielo
fueron una sabia elección. Un diez.
Penélope Cruz, gracias a Dios tuvo
uno de sus mejores días y fue casi la mejor de la gala. Eligió a Armani quien
firmó un precioso vestido de organza azul tiza de coser de escote barco, cuerpo
entallado drapeado y falda de ligero vuelo
que la hacía parecer una princesa. Lo mejor: el clutch a tono y el recogido
años veinte con ondas. Las joyas discretas también fueron un acierto. Un ¡hurra!
para nuestra Pe.
Emma Stone, de las más
inteligentes, apostó por el color (según ella fucsia, aunque nosotros pensamos
que es más bien rojo) con un vestido de gasa, sin mangas, cuello halter
rematado con una enorme lazada, fajín a juego y falda con ligero vuelo,
rematada con un ligero volante y pequeña cola. Estaba favorecida, la hacía más
alta y era muy estiloso el vestido firmado por Giambattista Valli.
Jessica Chastain, con un arriesgadísimo
vestido de Alexander McQueen en negro, escote corazón y falda de vuelo, con brocados
en oro del escote a la cadera y en el bajo del vestido, que no era nada fácil
de llevar. En una gala que destacó por su sosería, se agradeció enormemente la
valentía de esta actriz. Elegante y llamativo.
Octavia Spencer, se llevó el galardón
y, además fue de las más elegantes de la noche y no era fácil (ninguna de las
dos cosas era fácil). Eligió un precioso vestido blanco roto cuajado de pedrería
de Tadashi Shoji que nos ha dejado admiradas. El bordado de pedrería era
perfecto para disimular curvas y la manga japonesa, un acierto. La falda lápiz
con ligera cola estilizaba su silueta. Y el color del vestido contrastaba con
su piel pero sin estridencias. Elegantísima. Perfecta.
Milla Jovovich fue de las más
elegantes. Triunfó con un vestido de Elie Saab, asimétrico, blanco y bordado en
lentejuelas blancas, con caída y con una ligera cola. Le sentaba fenomenal.
Parte del acierto fue el peinado, de ligeras ondas muy naturales que
contrastaban con sus labios en rojo Valentino, y sus complementos en plata. Un
look perfecto.
Louise Roe, una presentadora y
periodista de moda no muy conocida en España e íntima amiga de Olivia Palermo
(se nota) fue uno de los descubrimientos de la noche. Con un complicado y desestructurado
vestido rasa palo de manga francesa y escote en uve fue una de las más
elegantes aunque hay quien ha tachado su estilo de demasiado sobrio. A nosotros
nos ha encantado su diseño de Black Halo.
Angelina Jolie, fiel a sus
costumbres, volvió a elegir un strapless de atelier Versace en terciopelo negro
con escote estructurado y gran abertura lateral combinado con peep toe negros.
Eso nunca falla. Lo mejor (y lo que más
valoramos) es que eligió un clutch de Jaime Mascaró. Quizá la melena suelta no
fue acertada, con un recogido hubiera estado aún mejor. Por eso está en la
lista de las correctas y no de las mejores.
Sandra Bullock, vestida de Marchesa, la verdad es que estaba correcta
pero no especialmente favorecida. El vestido constaba de cuerpo blanco con
escote barco y manguitas (quizá las manguitas sobraban) y falda con cola en
negro. Entre las dos piezas un bordado simulando hojas en oro. Hubiera estado más favorecida si hubiera
optado por el color, aunque no llamó la atención, ni para bien ni para mal.
Cameron Díaz, lució tipazo con un
strapless en amarillo vainilla entallado hasta medio muslo y con falda sirena,
de volantes al bies y con detalles en oro viejo. Lo firmaba Gucci. Quizá era
excesivamente entallado y excesivamente sobrio en el talle. Además el peinado
(melena corta) le restaba porte y el color del pelo se confundía con el del
vestido. Aún así, estuvo acertada.
Jennifer López, intentó un estilismo
espectacular. Lo cierto es que el vestido de Zuahir Murad, en blanco, plisado,
cuajado de paillette blanca y transparencias y con un estratégico drapeado
central era muy favorecedor para mujeres con curvas como ella. El problema fue
el excesivo escote en uve, que no resultaba elegante. Tampoco le benefició en
enorme moño chignon que le restaba protagonismo al vestido. Aún así, fue de las
más correctas.
Glenn Close, estuvo a la altura
de lo que se espera de una celebritie: llamativa, festivalera y barroca. Su
diseño en seda verde esmeralda de Zac Posen no dejo indiferente a nadie: escote
corazón, falda de corte sirena con pequeña cola de tul y blazer de smoking con
puños y solapas de raso (todo en el mismo verde). Un diseño con tanta fuerza
como la que tiene ella.
Stacy Keibler se enfundó un
Marchesa de la misma colección que otro que días atrás había lucido Angelina
Jolie en Berlín. El de Angelina tenía un pompón (flor, rosetón o similar) en el
hombro. El vestido de Stacy, en lamé dorado, drapeado y con un escote
semi-strapless lucía el pompón en la cadera. Era muy complicado de lucir y ella
lo llevó con dignidad. Apropiado para una gala y muy llamativo, no era el más elegante
pero sí uno de los más correctos.
Melanie Griffith estuvo muy a la
altura de las circunstancias. Sabedora de que el negro nunca falla, se enfundó
un asimétrico vestido negro de YSL con detalles de pedrería, también en negro,
bordados en uno de los laterales. Sobria y correcta, si estridencias
Las que no lo consiguieron
Tina Fey, o como parecer un botijo por culpa de un volante mal puesto.
La idea de su vestido azul navy firmado por Carolina Herrera era buena: un dos
pieza de sencillo cuerpo strapless y falda sirena con cola. El problema fue un
volante acompañado de una cinta de raso negro que le hacía dos veces la cadera
que Tina tiene. Además, le acortaba la silueta. El vestido, en una actriz mucho
más alta, hubiera resultado más favorecedor.
Natalie Portman, se decantó por un vintage de Dior en color cereza con
topitos negros, de gasa con escote strapless y falda de ligero vuelo, que hubiera sido más apropiado para una fiesta
veraniega (con sandalias planas) que para una alfombra roja. Y encima, la melena suelta le daba un aire aún
más informal. No estuvo acertada y nos decepcionó.
Meryl Streep, la ganadora del Óscar a la mejor actriz tiene querencia a
ponerse encima más tela de la que necesita. Lució un Lanvin de lamé dorado de
escote en uve, cruzado y rematado con un
cinturón y peep toe también en oro. Demasiada tela, demasiado oro, demasiado
todo el outfit… Debe ser que quería ir combinada con la estatuilla, que también
es dorada…
Michelle Williams, se quedó sin estatuilla y sin premio a la más elegante. Su corte
de pelo a lo garçon chirriaba enormemente con su escote strapless delantero y
el escote trasero de la espalda. Su vestido, en el color de la temporada que viene,
el color coral, lo firmaba Vuitton. Palabra de honor al que desde la cintura le
salía un volante de encaje al que aún no le hemos encontrado utilidad (porque
decorativo el volante no era…) y una falda tubo hasta los pies. Y encima va y
lo combina con un clutch rosa fucsia animal print cocodrilo… Raro, raro…
Viola Davis, se estrelló con su vestido de Vera Wang. El color, verde hierba,
era acertado, pero nada más. El diseño, excesivamente entallado dejaba ver una
notable ausencia de cintura , gracias a un extrañísimo escote strapless que le
reducía y aplastaba el pecho. El corte al bies a media falda, del que salía un
plisado con minivolantes, no hacía más que reducir su estatura. No triunfó con él.
Rooney Mara se decantó por un Givenchy blanco. No fue una buena elección de
color. Su piel, igual de blanca, impedía saber dónde acababa el vestido y empezaba
ella. De gasa, blanco hielo, con escote en uve y corte sirena, lo más llamativo
del vestido eran las cazoletas del pecho que recordaban vagamente a las
cazoletas diseñadas por Gaultier para los espectáculos de Madonna en su Blond Ambition
Tour. No nos gustó mucho…
Melissa McCarthy estaba terrible. Incumplió varios mandamientos de las más
rellenitas a la hora de vestirse: nunca llevar vuelos, dejar las capas y sobre
capas de tela, no llevar colores muy claros y no marcar partes del cuerpo en
exceso. Su vestido de Marina Rinaldi era un despropósito: era de gasa nude que
agrandaba su silueta y estaba lleno de vuelos y capas y de tela por todas
partes que escondían lo bonito de su anatomía y remarcaban lo menos bonito haciéndola
más voluminosa. Un ejemplo de lo que no hay que hacer.
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