El ¡Hola! de esta semana empieza con un reportaje en el que Carla Bruni Sarkozy sigue fiel a su estilo sobrio de siempre y a su color fetiche: el azul noche. Sin joyas, con un sencillo recogido y con sus clásicas bailarinas. No hay quien lo supere. Después de la lección de sencillez y elegancia de Carla, nos encontramos con un seguimiento de la visita de Sara Carbonero a Sudáfrica y con la boda de Carmen Solís Tello, que merece un apartado especial. ¡Hay un montón de cosas que comentar! Como siempre, aquí va lo que hay que copiar y lo que no:
La verdad es que es alta y rotunda y tiene clase, pero en cuanto se sale de los looks monocolor de líneas rectas o ajustadas, mete la pata. Michelle Obama fue recibida por la familia real inglesa y no acertó con su vestido de cóctel de Barbara T Fank. Correcto el escote barco sin mangas, pero la falda de vuelo acentuaba su peor atributo: la cadera. Terrible la tela, un corte estampado en azul cielo y plata, que recordaba al tapizado de una silla Luis XVI. Los zapatos plateados terminados en punta y con tira al talón y de tacón recto eran bastante feos. Y el bolerito rosa, de clara inspiración taurina (en color y en forma), hubiera sido aceptable si no se hubiera combinado con azul pastel. Vamos, que no nos gustó (pág. 13-14).
Eso sí, Michelle acertó en la cena de gala con un Ralph Lauren negro, corpiño de satén y falda en crespón. Como decíamos, los estilos entallados y el monocolor le favorecen, y el pelo retirado también. Espectaculares las joyas de Tom Binns, aunque sobraba el anillo (pese a ser bonito). Con collar y pulsera aparatosos y pendientes sencillos hubiera bastado. Aún así, un notable muy alto (pág. 14-15).
Nuestra Sara Carbonero se ha ido a Sudáfrica con su churri. Y ha vuelto a perder un poco el norte, estilísticamente hablando. Eso sí, le perdonamos los fallos porque hacer una maleta perfecta es dificilísimo. Su primer look nos deja frías (vamos, que no nos acaba): jean, botines grises, camiseta gris, chaqueta nude, cinturón de dos vueltas en cuero, foulard rayado en nude, y diferentes tonos de naranja, y un fantástico bolso Chanel marrón (pág. 18-21). La combinación no es del todo horrible, pero no da ganas de copiarla. Lo único que da envidia es el bolso, que repite en el tercer look, mucho más acertado: jeans, botas de caña corta marrones y trench verde caqui (pág. 26). Este sí es copiable. El segundo look es un despropósito: jeans, camiseta blanca de topos negros, jersey ancho y negro de manga corta y ribetes de tachuelas y botas color cuero. Lo peor del look, un excesivo recargamiento de pulseras anchas, una de ellas preciosa (étnica y de colores) pero sin ningún encaje con el resto del outfit (pág. 22-25).
Increíble el vestido color púrpura que diseñó y vistió Katie Holmes en NY. Si todos los diseños de su firma, Holmes & Yang, son como éste, habrá que hacerse fans suyas. Color púrpura, con falda larga plisada, fajín a tono y blusa de ligera manga farol y gran lazada en el cuello. Un diez. Nos encanta (pág. 28).
Mira que Tamara Falcó nos gusta, pero no podemos por más que suspender a su novio por excesivo. Ir bien vestido implica vestirse adecuadamente para cada ocasión. Y vestirse de dandy para ir al circo, con blazer, castellanos y pañuelo de seda en el bolsillo, es una horterada (pág. 38). ¿Cuándo va al cine se pone corbata? Ni nos imaginamos de qué se vestirá para tomarse una copa after-work…¿de chaqué?... Ayyyyy…
Ya decíamos nosotras que no era posible que la nuera de nuestra Naty Abascal, Laura Vecino, tuviera tan poca gracia vistiendo. Esta vez se ha superado. Vestido largo de gasa en color nude, de manga larga, falda ibicenca y cuerpo camisero con pequenos pliegues en la pechera. Combinado con un cinturón trenzado color cuero. Y un acierto el pelo suelto (pág. 39). Así sí que sí.
Otra inapropiada, como el novio de Tamara Falcó, Eugenia Martínez de Irujo. Inaugura una estatua de su madre, suponemos por la luz que por la mañana o a primera hora de la tarde, y va y ella se planta un LBD con un escote hasta el ombligo unas sandalias que parecían zapatotes y un clutch enano colgadito de la muñeca (pág. 40). ¡Y una Rebequita blanca de un solo botón que acentúa aún más el desafortunado escote!. Una verdadera lástima de outfit…
Argggg… no podemos superar el desasosiego que nos ha generado la chaqueta de Concha Velasco. Es un ejemplo claro de no haber comprendido las tendencias de esta temporada. Una cosa es que se lleven los topos y los lunares y otra cosa es ponerse una chaqueta-chaquetón azul marino con topos blancos y con un cuello boba gigante ¡blanco con lunares azules! Da dentera verlo… (pág. 41)
Suerte que en la foto contigua a la de Concha nos hemos encontrado a Cecilia Gómez con un sencillo vestido azul pavo de escote camiseta y sandalias y cinturón color cuero. Un respiro de buen gusto. Uffff (pág. 41)
Una de las cosas que puede fastidiar un estilismo es escoger vestidos que no son de tu talla. Así sucede con Carla Pereyra que se fue de fiesta y se vistió con acierto: vestido estampado de mariposas de colores con fondo crudo, chaqueta de cuero azul y botines peep toe de cuña. El problema es que el vestido parecía una camiseta y le faltaba un palmo de largo. Una pena porque hubiera sido flecha verde y se ha convertido en flecha amarilla (pág. 42)
Desde luego, no es elegante, pero no hay duda de que Alaska es personal. Nadie como ella se embute en un vestido de satén rojo sangre con peep toe a tono y medias gordas en negro a juego con su pelo. Da igual que le haga lorzas o que parezca un botijo. Ella lo lleva feliz y se nota. Flecha verde por el atrevimiento y porque, hay personas, a las que se les perdona todo gracias a su osada actitud. Da envidia su falta de complejos (pág. 48)
Cuando Bar Rafaeli va de sport y no se empeña en enseñar todas las partes de su anatomía, sube muchos enteros. En Roland Garros dejó patente su estilo casual: pantalón caqui, chaqueta denim, foulard gris, bailarinas color cuero y bolso naranja. Informal y con chic (pág. 56).
Espectacular el vestido naranja de gasa con escote asimétrico y drapeado que se puso Máxima Zorreguieta para celebrar su cumpleaños (pág. 106 y 107). También espectacular, como casi siempre, Rosario Nadal con un vestido de nuestro diseñador favorito (Reem Accra), un fourreau nude cuajado de lentejuelas con cinturón de raso negro. Y también destacable, la que será en breve la nueva tredsetter de las royalties, Tatiana de Grecia, con un vestido morado, de escote halter con clutch negro, fucsia y morado. Un aplauso para las tres (pág. 108).
Vale que cuando te vas de viaje, tu armario se reduce a una maletita, pero irte a París (capital de la moda con permiso de Milán y de NY) y vestirte como Mariló Montero es un pecado: unos chinos beige con botines peep toe, una camiseta gigante en rojo con lema, un foulard imitando la bandera de USA y una cazadora tejana. Terrible (pág. 114-115).
Eva González vuelve a acertar, como la semana pasada. Con un vestido de cóctel rosa palo con un lazo anudado marcando cintura y un clutch tipo sobre en rosa fucsia. Peep toe rosa palo y su clásico moño con raya en medio. Perfecta (pág. 116)
A veces, las más guapas, creen que pueden vestirse de cualquier forma. Es el caso de Ana de Armas, que es monísima, pero que tiene un nulo sentido estético. Botas de cuero negro envejecido (y sucio) a media caña y sin medias, un mini vestido floral con un extraña cremallera negra desde el escote hasta la cintura y un ¿abrigo?, ¿chaqueta?, estilo kimono en negro. Un desastre (pág. 118).
No la suspendemos porque somos conscientes de que a las embarazadas no les resulta fácil encontrar algo que ponerse, pero la verdad es que el estilismo de Arantxa Sánchez Vicario para su reportaje podía haber sido más cuidado (pág. 132-135). Los zapatos color crema con hebillas a lo Gucci son rarunos y el vestidito de corazones no sabríamos dónde comprarlo (ni queremos hacerlo)…
La boda de Carmen Solís Tello
Además de admirar el impresionante Palacio de la Motilla en el que se casó (la foto gran angular del aperitivo en el patio del palacio, pág. 77, es para enmarcarla), nos hemos fijado en los estilismos de las invitadas y aquí os dejamos nuestras valoraciones:
La novia estaba estupenda, aunque el vestido de Vittorio & Lucchino no era especialmente favorecedor, con una falda y una cola excesivamente voluminosas. Preciosas la mantilla del siglo XVIII y la regia diadema con un peinado sencillo (pág. 60-63)
Muy sobrias la madre de la novia, Carmen Tello, con un vestido color berenjena, y la madre del novio, con un vestido verde esmeralda. Y muy en su línea la Duquesa de Alba, de azul pastel, con cuerpo de encaje de guipur y falda de plumas. Las tres aprobadas aunque sin nota (pág. 64-65).
Las más espectaculares de la boda, cuatro mujeres estupendas: María Colonques, guapísima con un vestido strapless en verde esmeralda de encaje de Dolce & Gabbana (pág. 66 y 71); Patricia Rato, con un vestido de encaje negro y forro en champagne de falda abullonada y lazo de raso negro a la cintura de Oscar de la Renta (pág. 67); Carolina Adriana Herrera, con un vestido de escote con lazo forma barco en fucsia y un mantón de manila blanco y fucsia precioso (pág. 69); y Mamer Revuelta, con un vestido rojo de escote corazón con transparencia y clutch animal print (pág. 71)
Algunos desastres estilísticos de las invitadas: Eugenia Martínez de Irujo, con un traje de Cortana que era bonito, pero con unos zapatos-botines que parecían ortopédicos (pág. 67); y, la peor, con diferencia, Ana María Abascal, con una falda de rayas horizontales de colores y blusa de estampado floral también de colores (un poema, ayyyy...) que combinó con un collar de perlas de cuatro vueltas que no pegaba ni con cola (pág. 69).
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