Esta vez casi tenemos que titular este post “El ¡Hola! de la semana pasada”. Mil disculpas por el retraso. Hemos tenido pequeños problemas logísticos que nos han impedido colgarlo antes. Esperamos no retrasarnos tanto la próxima vez. Dejando de lado el monográfico de Kate Middelton, cuyo estilo no vamos a juzgar hasta que la chica se asiente un poco en su nuevo rol de princesa, y la preciosa casita en la nieve de los Benetton, como la del abuelo de Heidi pero a lo bestia, aquí os dejamos lo que hay que copiar y lo que no del ¡Hola! de esta semana:
¡Qué disgusto nos ha dado el Duque de Feria! Ningún dandy que se precie se pone un tejano con un agujero en la rodilla que hasta se le ven los pelillos de las piernas (pág. 16-18). Hubiéramos soportado un jean desteñido y hasta con algún amago de roto, pero semejante agujerazo no es de recibo. Y el tres cuartos caramelo de corte japonés es de abuelo. Ella es todo tendencia, con camisa denim, cardigan de lana y cinturón de cuero por encima, y gafas wayfarer (como él). No nos gustan las botas, con una plataforma y un tacón excesivos para ir de sport. No aprueban por el agujero.
¡Que aprenda del estilo dandy de Kyril de Bulgaria! Que hasta con muletas y la pierna con un protector, está estupendo con camisa azul, chinos negros y zapatos negros clásicos, de cordones, un diez (pág.20).
Carolina de Mónaco y su hija Carlota suelen ser un ejemplo de elegancia, sobre todo cuando se visten de fiesta, pero esta vez no acabaron de brillar como acostumbran (pág. 24-30). La madre llevaba un vestido bordado en paillette con un largo a media pierna que la achaparraba (o sea, que parecía más bajita y más redonda) y unos zapatos con una tira cruzada nada favorecedores. La hija, de total look negro, demasiado recatada, cerrada y oscura para su edad. Se puso muchos años encima. Y el caso es que la falda drapeada y el cuerpo imitando plumas eran bonitos… Han tenido noches mejores, mucho mejores.
Otra de realeza desacertada. Sarah Ferguson y sus hijas se fueron de acto nocturno solidario e intentaron ponerse “modernitas”, aunque el fracaso fue total (pág. 38). Sarah con un vestido de terciopelo color verde esmeralda paliducho que le triplica el contorno de pecho y de cadera (Nota: Hay que llevar mucho cuidado con el terciopelo porque engorda una barbaridad). Y las hijas, una con un vestidito con encajes en rojo, una torerilla extraña y zapatos de niña boba; y la otra con un vestido receñido con un drapeado en pico en medio de la tripa y unos botines de leopardo que parecen los “armadillos” de McQueen pero en feo. Pues eso, desacertado todo.
Nuestra Pe con su estilo desaliñado habitual fuera de la alfombra roja (pág. 40): sin peinar, sin maquillar, con unos jeans anchotes arrastrando por el suelo y eso sí, con pendientes de fiesta (¿?) Raro, raro, raroooo... Y el caso es que está guapa y muy estilizada, aunque podría ir mucho mejor vestida.
Lo de Rosario Mohedano tiene poca solución. Tiene un innato estilo cursilón que es difícil de reconducir (pág. 42-46). Si ya tiene cara de muñeca antigua (guapa, pero antigua) o moderniza su look o con los conjuntos de punto anchos y sin mangas que se nos pone parece mucho mayor de lo que es. Especialmente terrorífica es la bisutería que le han puesto a la chiquilla. ¿No hay estilistas que la asesoren en Telecinco?
Ana Rosa sigue sin ver claro (pág.51). Su vestido color topo con drapeados en el pecho y sin mangas, combinado con esas horribles sandalias semi-peep toe pero con tiras (que seguro que son de marca pero que tienen una dificilísima puesta) la avejenta y la hace más baja. Con manga japonesa, sin drapeados y con un buen tacón estaría muchísimo más mona.
¡Si es que pocas veces nos defrauda! Nuestra musa Isabel Preysler nos deja con la boca abierta con abrigo color marfil combinado con vestido de croché forrado a tono, medias negras opacas y unos salones negros modernizados con plataforma interior (pág. 52). Y la hija también nos ha encantado: total look negro con trench atado con un cinturón con cierres en plata e idénticas medias y salones a los de su madre. Un diez las dos.
Ekaterina Marichalar tiene una “belleza” extraña, pero como es alta y delgada pues parece que se puede poner cualquier cosa. Pues no. Un error garrafal la combinación de leggings negros, manoletinas de ante verde oscuro, calcetines de media marrones, camisa blanca ¡corta!, chaquetilla verde hoja ¡igual de corta!, y falso bolso chanel con asa cruzada sobaquera. Una pena (pág. 53).
A Mar Flores la han vuelto a engañar sus amigas, como la semana pasada. O eso o está triste y no se arregla porque nos extraña que ella vaya tan poco estilosa por la vida (pág. 53). Que se lleven las rayas no justifica que te pongas unas medias de rayas horizontales que a cualquiera le hacen las piernas igualitas a las patitas de una elefanta. Seguimos teniendo confianza en ti, y en que el gusto se tiene o no se tiene, y tú lo tienes.
Eva González tampoco atina con un corpiño de cuadros con escote corazón que le viene pequeño y le oprime el pecho (pág. 54). El corpiño es una buena idea (por eso no la suspendemos) pero tiene que ser de tu talla. Y a ser posible, el corpiño no debería transparentarte la tripa, aunque seas una supermodelo como Irina, la novia de Cristiano Ronaldo. Queda feo en el resto de las mortales (pág. 56), aunque ella se lo puede permitir.
En su estilo señorona, Norma Duval, pero esta vez con un puntito modernito que nos ha gustado: cazadora de cuero motera, bolso de piel de avestruz amarillo mostaza, pitillos negros y botas negras de cuero. Buenas ideas para copiar a cualquier edad (pág. 60).
Hay que calcar el estilismo de Carlos Baute y de su novia en Miami la próxima vez que vayamos a la playa (pág. 78): Ella con vestidito de flores tipo lencero, corto y con sandalia plana y melena al viento; él con bermudas de cuadritos, camisa azul arremangada y zapatillas de esparto. No se puede ir más acertado para dar un paseo por cualquier puerto del mundo.
De nuevo Ana Obregón mezclando botas peludas con jeans y chaqueta Chanel (pág. 78). Es su estilismo favorito de los últimos tiempos y ya le dijimos el otro día que no nos convence. Se lo repetimos.
Hace un tiempo fue Marie-Chantal Miller la nuera estilosa de los ex-soberanos de Grecia, pero de un tiempo a esta parte ha sido desbancada por su cuñada Tatiana mujer de Nicolás de Grecia (pág.80). El conjunto de pantalón y camisa de raso en corte masculino color azul zafiro, con salones de punta en estampado pitón y blazer cuello smoking con pequeños toques de strass es una obra casi maestra.
El reportaje de Mar Regueras (pág. 86) tiene el mismo estilismo cursilón que el de Chayo Mohedano. El gorrito de lana negro tipo boina y el “vestido-blusa-no se sabe qué es” de encaje blanco roto ad-lib bajo chaqueta de punto azul tipo colgajo son poco favorecedores. No hay que mezclar churras con merinas: se lleva el azul y se lleva el estilo ad-lib, pero sin hacer mejunjes, que chirrían…
Todavía no hemos podido recuperarnos del sobresalto al ver el vestido que llevó Belén Esteban a la presentación de Torrente (pág. 92). ¿De dónde había salido eso? ¿Pagó la pobre por esa cosa tan fea? ¿O le pagaron por ponérselo? Porque deberían haberle pagado y un montón. Un palabra de honor negro y corto, con otra tela blanca cosida por encima en la que lleva dibujado un ¿niño?. Es igual, no sabemos que lleva dibujado…grrrr. Y encima se pone sandalias tobilleras tipo años 80 con medias…repetimos…grrrr.
No sabemos ni cómo se llama, pero debemos avisarla: la supuesta nueva novia de Kiko Rivera no se quitó bien las etiquetas del precio de los zapatos que llevaba y eso hace muy, muy feo (pág. 95). Aviso para navegantes que nos ponemos tacones, ojito con las etiquetas de pegatina.
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