Como ya hicimos un post especial para los Oscar, pues no nos vamos a repetir, así que analizaremos el resto de reportajes de la revista, menos ése, con lo que este post va a ser más cortito de lo habitual. Allá va lo que hay que copiar y lo que no:
Alucinados estamos con el reportaje de Ivana Trump (pág. 6-18). Mira que nos gusta su hija Ivanka por su discreción… ¡Y su madre es todo lo contrario! Llamativa, estridente, excesiva… Toda ella llena de colorines, strass y con un inmenso tupé. Prueba de ello es que, literal, “en cada una de sus casas hay una habitación decorada de leopardo” Ayyyyy… tapetes de leopardo, cortinas de leopardo, alfombras de leopardo y cojines de leopardo. Lo único admirable es que se conserva estupendísima para su edad, obviando el photoshop...
La mejora del vestuario de Margarita Vargas es notable (pág.24). Esta chica es un ejemplo de superación (y de una buena elección de estilista). En el Rastrillo de nuevo futuro, brilló por su clase: jeans pitillo, botas de caña alta marrones, cuerpo gris topo, trench gris y collar de perlas y abalorios. Un estilo clásico con un toque moderno. Ideal.
Después del vestido verde que llevó a los globos de oro, pensábamos que jamás Catherine Zeta-Jones iba a estar más elegante. ¡Nos equivocábamos! Le iban a imponer la orden de Comandante del Imperio Británico y ella hizo los honores con un traje de falda tubo a la rodilla en gris perla, cuerpo a juego, clutch y salones de plataforma en plateado mate y un tocado de Philippe Treacy que era para quitar el hipo(pág. 26) . Hay quien tiene clase y quien no la tiene. Ella la tiene a raudales.
No obstante, Catherine no atinó a la hora de vestir a su hija para el evento (pág. 26). Con esas bailarinas negras con lazo al tobillo sobre leotardos blancos, vestido azulón pavo brillante y abrigo negro y floripondio en el pelo, la pobre niña no estaba nada, pero nada favorecida. A los niños hay que vestirlos de niños, no de adultos pequeñitos.
La pareja Fonsi Nieto-Alba Carrillo posan para decirnos que van a ser papás. Por suerte no posan en la casa de él (que ya comentamos en otro post de ¡Hola!) sino en el hotel AC Santo Mauro. Hemos ganado con la estética del paisaje, pero no hemos avanzado mucho en el estilo del vestuario. Él debería ponerse ropa más ancha para ir de sport y más estrecha para vestir. El traje color toffee le queda inmenso (pág 34) y le hace unas arrugasen brazos y piernas que parece que el traje se lo ha dejado un amigo más corpulento que él. Ella sigue sin descubrir cuál es su estilo. Tan pronto se pone una camisetita de raso en plan Lolita (pág. 28), como se viste de niña bien en colores pastel (pág 31-32) o se apunta a la moda más rockera con una camiseta negra y gris. Un jaleo. A ver si se aclara y define su imagen.
No se puede ser popular y salir a la calle como te venga en gana. Porque luego queda constancia fotográfica de tus salidas y no se debe agredir visulamente a los lectores. Carmen Morales (pág. 42) y Rocío Carrasco (pág. 44) deberían saberlo. La primera nos horroriza con un “look anchote” la mar de extraño: jeans rectos, camisa blanca ancha y corta sobre top negro, pañuelito-bufanda enano en negro y parka anchota. Y el jersey de su novio, sin camisa debajo, muy Miami, no tiene desperdicio, una horterada. En cuanto a Rocío, sólo decirle que las botas mosquetero, por mucha plataforma que tengan, no favorecen a las que tenemos los muslos gordinflones.¡Ah! y que hay que teñirse las raíces del pelo de vez en cuando.
Se fueron juntas a un cumpleaños e intentaron ponerse sus mejores galas, pero no se inspiraron. Paloma Segrelles hija, cual mujer de las nieves, con botas de pelo sin medias, torera de pelo despeluchado ¡verde esmeralda! y vestido de algodón azul con colgajos. Alejandra Rojas, con un vestido de rombos gigantes de colores, como un arlequín. Y Vega Royo-Vilanova vestida de muñequita con falda de vuelo y botines peep toe con medias gordas. Queremos creer que la fiesta era de disfraces…pero no…
Hemos intentado no hacerlo, por respeto al parentesco con nuestra musa Naty Abascal, pero no nos queda más remedio que criticar a su hijo Luis Medina. No se puede ir a un funeral con un traje de cuadros brittish en color caramelo y un jersey azulito con corbata de colorines. Es irrespetuoso y poco acertado (pág. 47).
Efectivamente, Sara Carbonero nos gusta. Aunque alguna vez patina (tanto empeño por estar a la última a veces implica cometer errores), son más las veces que acierta. El vestido asimétrico de Craven, color visón, con cinturón marrón de Etro y maxi-pulsera de cuero marrón de David & Scotty, que llevó en la presentación del Ford Focus, conforman un estilismo para copiar (pág. 50). Perfecto y apto para todos los tipos de mujer.
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