Esta semana el ¡Hola! nos
sorprende con una portada masculina: Jesulín de Ubrique contándonos sus cosas.
La verdad es que estilísticamente hablando, la portada no da mucho de sí porque
Jesulín nunca ha sido un icono de glamour, pero el interior de la revista va
cargadito de cosas que comentar: el reportaje de inicio de la casa de Leon Max,
muchas fotos de “calle” de las celebrities que nos sirven para aprender lo
último en street style y el bautizo del último hijo de Alejandra Prat. En fin
que, como siempre, allá va lo que hay que copiar y lo que no de lo que podemos
ver en el ¡Hola! de esta semana:
Desde luego, el castillo
que se ha comprado Leon Max, un elegante señor de melena gris con pinta de
galán trasnochado (pág. 5 y 9) al que no teníamos el gusto de conocer (que nos
perdone), es de película. Ahí no hay discusión. El problema es que el
reportaje, además de mostrarnos el castillo nos muestra los diseños de Leon
para su marca, Max Estudio. Y ahí ya sí que hay discusión. Los diseños
escogidos para mostrar en el reportaje no son los más adecuados. El vestido negro que luce su musa (Katia) no
se distingue bien (pág. 5). El vestido
nude de paillette asimétrico, corto y con lazada en hombro que llega
hasta el suelo no le sienta bien ni a su musa (pág. 7) y el vestido corto gris
azulado (pág. 9) que parece el mejor del reportaje, hay que mirarlo con lupa
porque la foto es pequeñísima.
Lo peor del reportaje de
Leon Max: el estilismo campestre que le ha puesto Leon a su musa. ¿Dónde se ha
visto que la gente pasee entre árboles y zarzas sin medias, con unos
minishorts, una camisa desabrochada que deje ver el ombligo, una parka cuyo
largo es un poco mayor que el de los shorts, unas botas de agua sin calcetines
y un sombrero? (pág.12-13). Supongamos que llueve. La chica no se mojará la
cabeza, pero volverá con las piernas chorreando agua y los pies se le quedarán
pegados a las botas de agua. Un despropósito.
Margarita Vargas ha
mejorado muchísimo desde que la conocimos. Empezó siendo una chica con un
estilismo ñoño y cursilón y hoy en día se ha modernizado y, salvo algunos
pequeños deslices, en general luce outfits correctos y perfectamente copiables.
Por ejemplo, su total look negro para llevar a sus hijos al parque es un modelo
de sencillez, estilo y sentido práctico: leggings negros, abrigo corto negro,
shopping bag negro con grabado de pitón y bailarinas doradas con un lazo de
tela negro (pág. 14-15). Porque diga Victoria Beckham lo que diga, no se puede
ir al parque y tirarte del tobogán con tus hijos con stilettos y un vestido
strech. Flecha verde para Margarita.
Dos mujeres que demuestran
que se puede estar estupenda sin ser una jovenzuela quedaron para comer en
Madrid: Marina Danko y Ana Rodríguez.
Esta vez Ana ganó a Marina en cuanto a mejor vestida. La exmujer de Bono lució un vestido de punto color
coral combinado con botas mosqueteras de ante marrón chocolate, medias
marrones, el bolso de moda de Tous en tamaño XXL, y un fantástico abrigo de
piel vuelta íntegramente forrado de pelo y también en marrón chocolate.
Estilosa y cómoda (pág. 20).
Marina intentó ser
demasiado moderna y el estilismo chirrío: pantalón negro recto excesivamente
corto, camisa de pequeño estampado floral de fondo negro, chaqueta corta en
azul verdoso con cuello de pelo negro. El fallo fueron los complementos: un
bolso blanco roto de Prada que no pegaba ni con cola y unos botines negros peep
toe de cordones con plataforma animal print de leopardo (pág. 20). Las mezclas
no son buenas siempre. Leopardo+flores en blanco y negro+ azul verdoso+pelo=
¡estilismo raruno! No la podemos aprobar.
Normalmente nos cuesta
entender su estilo (demasiado original), pero cuando viste minimal nos deja
alucinadas. Natalia Vodianova asistió a la semana de la moda de París vestida
informal, con líneas rectas: pantalones strech blancos, cuerpo de cuello cisne
rosa palo con una franja blanca en el bajo (de blanco idéntico al del pantalón)
y un abrigo corto recto, muy masculino , de ante marrón chocolate. Se agradecen
en ella los estilismos suaves (pág. 33).
Otro ejemplo de street
style para copiar es el de Tamara Falcó para ir de compras: camiseta básica
blanca, jersey gris de punto fino, pantalón negro pitillo, bailarinas negras, y
clásico (y también de corte masculino) abrigo corto camel. Simple y efectivo
(pág. 43).
Hay cosas que ya no son
una cuestión de moda, sino una cuestión de respeto y sentido común. Carolina
Adriana Herrera acudió a un funeral…¡con una camiseta marinera de rayas blancas
y rosas! Cierto es que intentó tapar la camiseta con una capa corta negra,
pero, se veía (pág. 44). Es inapropiado y de mal gusto. Vestirse para un
funeral igual que para pasear por la playa no es de recibo.
Nos alegra ver que hay
celebrities normales que cuando quieren hacer deporte se visten para hacer
deporte. Parece una perogrullada, pero no siempre es tan evidente. Hartitas
estamos de ver estilismos de gym
consistentes en tops imposibles con brilli-brilli y mini-shorts que no permiten
ni dar un saltito. Paulina Rubio nos muestra que cuando una hace deporte se
puede vestir para hacer deporte y estar guapa. Montando en bici, con un
pantalón de chándal strech negro, una chaqueta de chándal corta y negra con
cremalleras contrastadas en blanco y zapatillas negras de Nike (pág. 48-49).
Perfecta.
Ayyyyy….Ayyyy…Es posible
que les importe un pimiento la moda. O eso o es que necesitan un asesor decente
de forma urgente. Hablamos de Jessica y de Kiko Rivera. Casi nos caemos de la
silla al ver sus modelitos para acudir a un bolo (pág. 52). Ella: chaqueta
corta adamascada en amarillo oro y negro y minivestido de terciopelo receñido y
a topos. Él: pantalones azul turquesa, camiseta de rayas marineras blancas y
azul turquesa y una cazadora de chándal efecto cuero negra con rayas rojas.
Ejemplo de elegancia poligonera y horterada. Hay que pensar más lo que uno se
pone. No es un suspenso, es un muy deficiente.
Suerte que pocas páginas
después (pág. 56), nos encontramos con una fashion victim a la que le luce lo
que compra en Hermès y en Vuitton y encima lo combina todo con acierto. Un
placer el outfit de Tamara Ecclestone: botas mosquetero en gris topo, bolso
Kelly en cocodrilo gris perla, jersey gris topo, jeans negros pitillo y una
espléndida chaqueta de ante gris forrada de pelo. Una delicia.
El reportaje principal de
esta semana es un Jesulín de Ubrique que posa solo, sin su mujer, vestido de
sport de paseo por su finca. Al ver las fotos hemos tenido una cierta sensación de dejà vu que no acabábamos de comprender…¡hasta que nos hemos
dado cuenta de quién era la estilista que firmaba el reportaje! Era María Palacios,
y el look de jesulín, salvando distancias de porte y percha, recordaba
vagamente al look de Alessandro Lequio posando con María en su casita suiza en
el ¡Hola! de hace unas semanas. Los jersey de Jesulín son de la misma firma que
los que llevaba Lequio. Inlcuso creemos que los pantalones de tweed gris, la
bufanda de cuadros y el suéter de cuello
vuelto y ochos en azul tiza son los mismos (pág. 58). La verdad es que Jesulín
está favorecido, pero repetir estilismos está feo por parte de María. Flecha amarilla.
Hacía mucho que no veíamos
a Rania de Jordania. De nuevo por USA apoyando causas benéficas, la Reina Rania
conquistó con su estilismo: falda de cuero marrón chocolate y suéter ceñido de
un tejido plisado en horizontal y marcando cintura con un mini-cinturón a tono.
Sólo un pero: cada día está más delgada y eso pasa factura en la cara y hace
que se noten mucho más los rellenos de labios (pág. 78). Debería tomarse una
buena hamburguesa para mejorar su aspecto.
El bautizo de Amaro, el
tercer hijo de Alejandra Prat, nos deja unos cuantos estilismos patrios que
comentar. Para empezar, el de la propia Alejandra, que la verdad es que no
estuvo muy acertada (pág. 90-91).
Alejandra optó por un vestido azul
violáceo excesivamente corto combinado con una torera de pelo con manga
francesa y de un color indefinido entre el gris y el marrón claro. Completó el
conjunto con medias claras con brillo y peep toe-pumps en plata brillante. La
verdad es que la combinación de colores era poco favorecedora y sólo se le veían
las piernas con tanto brillo. Hubiera estado mejor con un vestido color crema y
con medias mates.
La madre de Alejandra,
Marianne, eligió el negro (un color poco apropiado para una celebración alegre
como un bautizo). Decidió “alegrar” el conjunto colocándose un tocado. Y lo
empeoró. Un tocado negro con una base que parecía un girasol negro con unas
plumitas en gris. La verdad es que parecía que le había caído un pajarillo
enfermo en la cabeza (pág. 92). Debería haberse puesto un tocado con más altura
y de color.
Sorprendente, una de la
invitadas del bautizo, Blanca Cuesta. Si se hubiese decantado por otro peinado,
y no por esas ondas despeluchadas, habría sido flecha verde. Blanca iba
adecuada con un vestido color blanco roto de falda corta de vuelo, con una
americana corta a tono y peep toe color caramelo (pág. 94). Una pena lo del
pelo.
La invitada más elegante,
sin discusión, fue Fiona Ferrer (pág. 95). Su outfit: camisa blanca de gasa con
lazada al cuello, pantalón recto marrón chocolate muy oscuro con cinturón de
cuero tipo cuerda con remates en metal dorado, tres cuartos cruzado marrón a
tono, bolso 2,55 de Chanel en mostaza y guantes de piel mostaza. Quizá un poco
sport para la ocasión y para nuestro gusto, pero visto como estaba el nivel de
las demás asistentes, fue la mejor.
Y la peor, con diferencia,
fue Ana Rosa Quintana. Parecía que iba a una cacería o a una montería.
Horrible. Con un tres cuartos de terciopelo color vino, pantalón marrón, un
indescriptible sombrero de fieltro con ala y unos eslabones negros a modo de
cinta del sombrero, y unos terroríficos botines marrones con cordones, cuña de
goma y plataforma que nunca debió haberse comprado. Lo triste es que el
inaudito conjunto fue rematado con un precioso bolso negro de Dior. Semejante bolso
con el ridículo atuendo restante era un atentado contra la maison Dior. Un
sacrilegio (pág. 95).
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