17 de octubre de 2011

LA OBSERVADORA: EL ¡HOLA! DE ESTA SEMANA, 19 DE OCTUBRE

Después del ¡Hola! casi monográfico de la semana pasada, esta semana esperábamos una portada clásica y nos hemos quedado un poco frías al ver en portada a Rosario Mohedano y a Rosa Benito. La verdad es que esta familia no destaca por su estilazo a la hora de vestirse, así que poco podemos copiar del reportaje. En fin, suerte de Marina Danko, con su estilazo de siempre, o del reportaje de Tamara Falcó. En fin, que allá va lo que hay que copiar y lo que no del ¡Hola! de esta semana:




El primer reportaje, en el que varias famosas posan con vestidos de fiesta delante de castillos de España, podría haber sido fantástico. Pero no nos ha gustado mucho. Todas las “modelos” posan con los pelos al viento y eso le quita glamour al vestuario. Además el vestuario escogido no fue demasiado brillante. Los dos primeros, el de Paloma Lago de Hannibal Laguna y el de Fabiola de Rosa Clará, parecen envoltorios de regalo. El de Arnacha del Sol de Juana Martín, es un exceso de flecos y volantes. Y el de Cristina de Borbón de Ana Locking, con un corte frontal, es cualquier cosa menos favorecedor. Sólo se salvan el mono marrón chocolate de Adolfo Domínguez que luce Paula Guilló (pág. 10), el strapless raso palo de Manuel Mota que luce Vega Royo-Vilanova (pág. 11), y el espectacular vestido verde lima de Juanjo Oliva que luce Elisabeth Reyes (pág. 13)


Que los botines con minifalda no sientan bien, no es una novedad. Si hasta a Gwyneth Paltrow le sienta mal la combinación, imaginamos lo que nos pasaría si nos lo pusiéramos nosotras. En la reapertura del Club de Arte de Londres, Gwyneth optó por un sobrio LBD de manga corta y lo combinó con unos botines grises peep toe de solapa vuelta. Y no hay que ser un lince para darse cuenta de que los botines le acortaban la pierna (pág. 14).


Paulina Rubio tiene un punto glam que nos gusta. Su combinación de vestido naranja flúor, bolso chanel 2,55 en azul eléctrico y salones negros de plataforma era arriesgada pero eficaz. Y acertada para encontrarse con la Reina de España en Miami. Quizá le sobraba el cinturón cadena, pero en general es un notable alto (pág. 24).


Normalmente hacemos pocos juicios sobre estilismos masculinos, pero esta vez no nos hemos podido contener. El estilismo de Alejandro Sanz para ir al mismo evento que Paulina era de chiste. Por favor, ¡pero que pinta de cholillo poligonero y hortera! Traje gris oscuro dos tallas más grande, camisa negra de cuello enano, corbata negra con cuadros blancos difuminados y unos pelos grasientos que daban pena (pág. 25). Un muy deficiente.


El reportaje de Tamara Falcó es una oda al estilo preppy (de niña bien pero con un puntito moderno). Todo en colores neutros (gris, blanco, nude y negro). El primer outfit es cómodo e ideal para la oficina: leggings negros, camisa blanca básica, y blazer de grandes cuadros en blanco y negro con peep toe nude (pág. 30). El segundo combina los mismos leggings con un cárdigan gris oscuro de cuello vuelto (ojo con este cuello que pone muchos años encima) y un borsalino (pág. 31). El tercero es un clásico: jeans, camiseta blanca y chaqueta de punto tipo Chanel (pág. 32). Y el cuarto es un total look negro con los mismos leggings y una camisa negra con botones dorados que pensamos que puede ser de Carolina Herrera o de Burberry’s (pág. 33). Estilo general un poco clasicón, pero elegante. Lo mejor del reportaje: peluquería y maquillaje.


Paul McCartney se ha casado. La novia, Nancy Shevell, vistió un diseño de su hijastra, Stella McCartney. Y la verdad es que fue más bien soso. Falda por encima de la rodilla, de manga larga y un poco abullonada, escote en uve y pequeños botoncitos forrados. Con muy poco gracia. Y los zapatitos de pulsera y tacón de gatito eran cursis a morir. Suspendida, la pobre (pág. 34 y ss).


En cambio, Stella McCartney sí estuvo acertadísima. Pantalón gris XXL, amplio y con caída, y cuerpo a tono de manga hasta el codo y cuello caja. Sencillo, sobrio y elegantísimo. Lástima que Stella decidió no peinarse y siguió fiel a su coleta despeluchada (pág. 37).


Ver a Mª José Campanario con un vestido malva de encaje forrado de satén, corto y de escote barco que le sentaba fatal y unas sandalias de cuña de ante y tira cruzada en el empeine, nos ha dado pena. Al efecto botijo es al que nos referimos cuando decimos que si eres bajita y con curvas no puedes ir corta y con el tobillo tapado como Mª José. Un patinazo lo tiene cualquiera, cierto, pero la tenemos que suspender (pág. 54).


En la fiesta de Vanity Fair, nuestras celebrities se pusieron sus mejores galas. Espectacular Paloma Cuevas, que normalmente no nos acaba de gustar, pero que esta vez se ha superado con un vestido premamá turquesa, de escote-joya halter en pedrería verde y brazalete de turquesas y un clutch-sobre en color violeta. Por ponerle un pero, esos bucles que se hace son un poco cursis. Está más guapa con el pelo recogido. También estaba impecable, con un vestido de corte similar al de Paloma, Pitita Ridruejo, en rojo y con un collar impresionante sobre su vestido de corte griego. Esperamos que se mejore de su caída y para animarla, y porque se lo merece, le ponemos flecha verde (pág. 56-57)


Ayyyyy… Las estrellas a veces intentan ponerse estilosas y meten la pata. No hay más que ver a Sharon Stone con un vestido-camiseta negro gigantesco, medias caladas negras y unos zapatos de Dios con tacón-escultura en forma de cañón de metralleta que requerían un total look de color para que resaltaran. Un fallo (pág. 62).


¡Qué raro! Elsa Pataky sin sus sofisticados outfits de siempre. Está rodando una peli en Barcelona y posó con una faldita de saldo con estampado animal print de leopardo, una camiseta negra que dejaba a la vista su sujetador negro y unos pelos que necesitaban urgentemente unas mechas (pág. 64). Un mal día lo tiene cualquiera, pero en ella, con lo que cuida su imagen, es extraño.


Queremos que Marina Danko se anime. Y por eso queremos comunicarle que está la primera en nuestra lista de las mujeres más elegantes del ¡Hola! de esta semana. Con pantalón verde césped, camiseta de estampado tipo Missoni en verde, negro y gris, bolso de CH verde y blazer recto en negro, estaba impresionante. Una matrícula de honor estilística. Ya sabemos que no te consuela, porque nuestra modesta opinión posiblemente no te interese, pero desde aquí nuestro apoyo (pág. 81).


Tatiana, esposa de Nicolás de Grecia, tiene un estilazo bárbaro. Pero a veces intenta un look princesita antigua que no le sienta bien. En una cena benéfica escogió el granate de moda en un vestido tornasolado con falda de vuelo y cinturón con hebilla de tres dedos de ancho en la misma tela. Le hacía una figura oronda (y ella está delgada). Tiene que retirar ese vestido, pero la chaqueta tipo Chanel con manguitos de piel, todo en negro, debería repetirla porque es una delicia. No suspende por la chaqueta (pág. 84) .


Así sí. Marta Sánchez, a la que algunas veces hemos criticado por excesiva, cuando acierta, hace pleno. En la gala de la Hispanic Society se marcó un espectacular fourreau negro, con puños blancos y escote en uve con solapas de esmoquin firmado por Lorenzo Caprile. Con clutch de strass en plata, estaba ideal (pág. 89).


Ugggg… Si Telma Ortiz tiene nuevo look, alguien tiene que decirle que vuelva al “viejo” look. O sea que si la innovación consiste en ponerse unos piratas blancos en octubre, una camisola estampada de paramecios en morado y unas sandalias de pulsera que le engordan la pantorrilla, pues es mejor que no innove, de verdad (pág. 94).


Mar Flores vuelve al estilo abuela. El color del vestido que llevó en el cóctel homenaje a Saint-Laurent, el azul eléctrico, era un acierto. Pero el corte no era favorecedor. La falda parecía quedarle grande y el cuerpo de gasa también. Todo demasiado cerrado y excesivamente sobrio para ella. Y la melena ondulada, ya le hemos dicho otras veces que no le sienta bien (pág. 97).


Vale, esta semana estamos críticas. Pero no se puede ir a una boda en pantalones y sandalias planas. Horrible la mujer actual de Juan Villalonga, Vanessa, con un cuerpo y pantalón en raso gris topo, receñido, con sandalias planas y un bolsito enanito. Un desastre (pág. 101).


Hay veces en las que no estamos de acuerdo con las redactoras de moda de ¡Hola!. Natalia Vodianova estaba desastrosa en el desfile de Chanel, diga la redactora lo que diga. El vestido gris con cuello y bajo de encaje, largo hasta los pies era raruno, aunque hubiera podido resultar estiloso si no lo hubiera matado con unas sandalias de tiras anchas color naranja flúor. Con unos botines de cordones en negro nos hubiera convencido el estilo institutriz a lo Srta. Rottenmeier o Mary Poppins. Pero esas sandalias eran un desatino combinadas con el vestido (pág. 112). Un suspenso.

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