11 de junio de 2011

LA OBSERVADORA: EL ¡HOLA! DE ESTA SEMANA, 15 DE JUNIO

Las portadas de ¡Hola! con fotos múltiples son las mejores. Esta semana, ¡tres bodas!: La de Irene Villa, la de Luis Ortiz y la de Mark Vanderloo. Las tres muy diferentes: una clásica (la de Irene), una romántica (la de Mark) y una divertida (la de Luis). Ésta última es la que destacamos porque tiene mucho que comentar. También encontramos una master class de moda dada por Carlota de Mónaco en la bienal de Venecia y un par de fiestas patrias llenas de estilismos para estudiar. Uffff… ¡muchas cosas que ver! Aquí os dejamos lo más destacable, por bueno y por malo, de entre los estilismos vistos en el ¡Hola! de esta semana:

La verdad es que hay que reconocerle el mérito a Carmen Martínez Bordíu. Ella se viste de exploradora, con sombrerito y todo (pág. 4-12), y se pasea tan campante por cualquier lugar del mundo. Esta vez, para mimetizarse con el entorno africano, se ha decantado por el animal print en camisa (pág. 6) y en bailarinas (pág. 11). En concreto, las bailarinas de cebra ribeteadas en fucsia, que creemos que son de pretty ballerinas, son una monada, aunque no muy prácticas para ir por la selva. Aún así, un diez por la valentía y porque nos cae simpática.
Ya  lo hemos dicho en la entrada de este post: Carlota de Mónaco nos ha dado una master class de estilazo con todos y cada uno de los estilismos que ha lucido en la bienal de Venecia. El primero, un fourreau estampado en blanco y negro de Missoni con complementos en negro (pág. 14); el segundo, un total look de Gucci que ya habíamos visto a Sara Carbonero y es una lección sobre cómo llevar la tendencia color block: falda lápiz naranja, camisa violeta anudada en el pecho, y cinturón en oro (hay que decir que ella personalizó el outfit colocándose al revés el cinturón y subiendo la camisa hasta hacerla un top y no acertó en la personalización, pág. 15); y el tercero, un impresionante vestido plisado corto negro de manga asimétrica con sandalias planas negras y un peinado de trenza informal que le sentaba fenomenal (pág. 16). El chic a raudales.
La familia real inglesa se fue a las carreras al Derby de Epsom. Y la verdad es que ninguna destacó por su buen gusto vistiendo. Destacable, por discreta, la flamante Duquesa de Cambridge (Kate Middleton) entre semejante grupo de desacertadas. Con un dos piezas blanco, falda y chaqueta, cuya falda de gasa capeada era pelín cursi. El tocado en rafia champagne fue un acierto: comedido y poco llamativo (pág. 18-19).
Las primas políticas de Kate, Beatriz y Eugenia, que ya “triunfaron” en la boda con aquellos tocados que es mejor no recordar, era de esperar que siguieran sin acertar con sus modelitos. Beatriz, con un vestido estampado en floripondios (la tela reucrda al tapizado del sofá viejuno de la abuela) y un floripondio blanco tipo col a modo de tocado, rematando el conjunto con unos zapatos de salón negros con transparencias (¿?). Su hermana, embutida en un traje ¡blanco! de tela ¡arrugada! y ¡topos negros!, zapatos negros con pulsera al tobillo y un sombrero panamá que se hubiera salvado en otro look (pág. 20-21). Cuando una está rellenita como Beatriz, los zapatos de pulsera acortan y engordan las piernas y cualquier vestido blanco ceñido te aumenta dos tallas. Un desastre.
Si es que no hay semana que no hablemos de ella. Y esta semana para bien. Sara Carbonero se fue al concierto de Shakira y nos dejó con la boca abierta y llenas de envidia (pág. 26). Ella, con su tipazo, sí puede vestirse de blanco, no como la pobre Beatriz… Sara llevaba camiseta sin mangas blanca, faldita de tul blanca (no apta para cualquiera), cinturón de pitón, bolso negro tipo chanel, cazadora corta de cuero negro y unos espectaculares botines-sandalia peep toe negros. Increíblemente perfecta. 
Y otra vez, como la semana pasada, Carla Pereyra, enseñando pierna más de lo que es necesario. Con un vestido-camiseta negro al que le faltaba un palmo de largo para resultar favorecedor y que no pareciera que tenía dos palitos por piernas (pág. 26). No la suspendemos porque la idea global del outfit era buena: LBD, botines negros, cinturón ancho con tachuelas y chaqueta de cuero negra. Peinada con una trenza lateral. Una pena lo del vestido enano. Hubiera sido flecha verde y va a ser amarilla.
Patricia Rato en la jura de bandera de la Duquesa de Alba (pág. 54), con una sencilla camisa blanca básica, chanel y peep toes nude y una faldita tableada roja con rayas horizontales en cintura y verticales en las tablas que no acaba de convencer. Con cualquier otra falda hubiera sido flecha verde pero se queda en amarilla.
Es una pena que con su tipazo y su habitual estilo clásico de señorona, de repente Norma Duval meta la pata de semejante manera (pág. 60). En plena primavera, casi en verano, ponerse un vestido de tercipelo negro de escote barco, entallado y con bajo  sirena, con encaje negro y rojo rematando escote y mangas (que eran largas) da repelús. Las sandalilaas eran aceptables pero el vestido era tan horrible que ha habido que suspenderla.
¿Cómo llevar vestidos de cortes similares y obtener resultados tan deseiguales? Ana Obregón e Inés Sastre fueron a la cena de la fundación children for peace con vestidos parecidos, sin mangas, cuerpo escote en uve, y falda de volantes de estilo flamenca. Ana en nude e Inés en negro. La diferencia es curiosa: una se puso años encima y la otra se los quitó. Ana, aunque en su estilo de siempre, estaba juvenil y favorecida. Inés, a pesar de que su vestido era mucho más bonito que el de Ana, resultaba un poco abuelil. Aunque parezca raro, ¡Ana ganó a Inés!. A pesar de todo, aprobadas con nota las dos (pág. 66).
Isabel Sartorius mezcla tendencias y se hace un poco de lío. Con el vestido blanco de corte limpio a la rodilla y de manga francesa y con sandalias nude de tacón iba acertada. Pero luego decidió añadir al conjunto un gran bolso de croché, que hubiera sido mejor para ir de compras que para ir de  cena,  y unos pendientes enormes en plata que no pegaban ni con cola. Y la pifió (pág. 68).
Otra novia correcta, Irene Villa, que  falló con el peinado. El vestido de Innovias era bonito, especialmente la falda bordada semejando flores, pero el escote y los tirantes de gasa hubieran destacado mucho más con el pelo recogido. Aún así, estaba guapa y le ponemos flecha verde (pág. 70-86)
En la boda de Irene, vemos a Nieves Herrero con un vestido de seda fucsia y encaje negro muy elegante pero al que le hubiéramos quitado el cinturón y el pompón con lazos colgantes. Una pena porque realmente el vestido era elegante y ella estaba favorecida, pero no podemos perdonar ese pompón y la flecha es amarilla (pág. 78)
También en la boda de Irene, nos encontramos con Marina Castaño y un outfit desastroso para cualquiera. Un vestidito de gasa con florecitas en tonos maquillaje con un lacito blanco rodeándola por debajo de la cadera, un floripondio rosa en la cabeza, unos peep toe violetas, un bolso con plumas en color vino y un collar de perlar puesto tipo años veinte (un par de vueltas cortas como gargantilla y una vuelta larga hasta el pecho con un nudo (pág. 78). Sin comentarios. Indescriptiblemente…¡feo!
El gigantesco anillo de flor en rosa y azul que llevan la mujer de Guy Ritchie y Katie Holmes en la pág. 96) no nos gusta nada. Por mucho que a la redactora le parezca muy original. Por si alguien está de acuerdo con ella, que sepáis que el anillo está hecho con globos y que cualquier artista callejero de globos o payaso profesional en una fiesta de niños os puede hacer uno. Eso sí, es perecedero porque se deshincha.
Sólo alguien tan guapetón como Mark Vanderloo puede vestirse de blanco y casarse en una playa, descalzo, y seguir teniendo estilazo (pág 98-103). La mayoría de los hombres no pueden ni deben hacerlo porque resultan ridículos. Aviso para navegantes y flecha verde para Mark.
Parece envidia, pero es una realidad, la nueva mujer de Mark Vanderloo, no estuvo a la altura. Al principio pensamos que su vestido se había manchado de arena, pero va y resulta que esa un efecto tye die (degradado) del negro al blanco en la falda. ¿Y lo del cinturón de cuero, ancho y con cuatro hebillas doradas en tu vestido de novia? Hija, metiste la pata con el vestido (pág. 98-103).
La boda de Elisabet y Luis Ortiz nos ha gustado mucho. Todas las fotos dan a entender que ellos y sus invitados lo pasaron muy bien. Aquí un resumen de lo más destacado:
El vestido de la novia, de Armani, era una preciosidad: escote corazón, drapeado en cuerpo rematado en strass y falda de capas-volantes de tul pero de volumen moderado (sin parecer una princesa Disney). La idea de los zapatos rojos como el ramo, muy divertida. Fallaba el peinado-despeinado del semirecogido que no favorecía pero le daba un aire juvenil (pág. 29-30). También ideal el novio con chistera. Enhorabuena.
Elegantísimas algunas desconocidas para nosotros y para el gran público: Isabel, la hija del Doctor Cabeza, con un strapless nude de gasa con cuerpo drapeado y falda de volantes. Pelo tirante y recogido y clutch y gargantilla en oro blanco (pág. 32); Cristina, una de las damas de honor, con un vestido turquesa asimétrico con tirante de aros y bolas en plata y moño ligero con raya en medio (pág. 33).  Nos congratula ver que no sólo las famosas y las royalties pueden tener estilazo. Esperamos veros igual de guapas por ahí más a menudo.
También había desconocidas desacertadas, como en todas las bodas: la princesa Elisabeth von Bismarck, daba miedo, con un vestido rosa palo que hubiera pasado inadvertido si no lo hubiera conjuntado con unos guantes sin manoplas pero acabados en gasa gris (¿?) y un tocado de rosas con tul gris que parecía un nido de pájaros (pág. 34);  una dama de honor, creemos que llamada Isabela con un vestido rojo sangre de volantes tipo mesa camilla y con un enoooooorme broche que no sabemos de dónde sacó y una clutch color vino y peep toe también vino que no pegaban ni con cola (pág. 35).
También muy acertada, Tamara Falcó con strapless color lavanda de Tot-Hom pero con escote corazón y cuerpo drapeado recogido en el lateral de la falda. Complementos en strass y plata y pelo suelto (pág. 34). Lo que decimos siempre, son los genes de mamá Isabel Preysler.

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