En un post de hace unos días, dimos unas cuantas normas para ir de boda sin meter la pata con el estilismo. Eso sí, eran normas para estilismos femeninos. Dado que hemos recibido unas cuantas peticiones al respecto, aquí os adjuntamos un conjunto de normas para los hombres, para que no metan la pata con su vestuario cuando vayan de boda. Algunos ya las sabrán, pero no está de más recordarlas. Como siempre, cualquier aportación al respecto será bien recibida (y añadida a la lista, of course).
No a las camisas con botones en el cuello y a las camisas de manga corta: las camisas con botones en el cuello y las de manga corta son de sport. No se ponen, nunca, nunca, para ir de boda. Igual que las camisas estampadas: ni cuadros de mantel, ni paramecios, ni flores ni colores estridentes. Hay que escoger camisas lisas, preferiblemente de color blanco o azul claro.
No a los accesorios de Bob Esponja o similar: las corbatas, los gemelos y las agujas de corbata han de ser sobrias. Nada de gemelos de Batman, corbatas de SonGoku o agujas de corbata de Mickey. Tu chica te agradecerá que escondas al niño que hay en ti por un rato. En casa hace gracia, pero en público no mucha...
Trajes oscuros, nada de innovar: da igual que la boda sea en el Caribe y que haga un calor de espanto, los trajes claros no son de vestir y protocolariamente son un horror. Ni beige, ni blanco, ni verde, ni azuletes pastel ni similares. Sólo negro, gris o azul marino. Y oscuro. Lo que cambia es el tejido, no los colorines. Aún así, nada de trajes de hilo, que además de arrugarse mucho y hacer que vayas hecho un trapo nada más salir del coche, son de sport.
La chaqueta no se quita: si creías que lo normal era llegar a la silla del convite y colgar ostensiblemente tu chaqueta allí, que sepas que el resto del mundo estará pensando que eres un paleto. La chaqueta del traje no se quita hasta que el novio se quite la suya, que suele ser cuando ha acabado el convite, ya lleva dos copas de más y está bailando Saturday Night, pero no antes. Las chaquetas cruzadas no se desabrochan nunca. En las chaquetas de dos o tres botones sólo se abrocha el botón superior y el botón central, respectivamente. Y sólo se desabrochan para sentarse (y en cuanto te levantas te vuelves a abrochar)
Corbatas a la altura del cinturón: No hay nada peor que ver a un hombre literalmente “colgado de su corbata”. Da igual el tipo de nudo que se haga, procura que la punta de la parte ancha de la corbata coincida con la altura a la que te pondrías el cinturón. Si es más larga, la gente se fijará en tu bragueta. Si es más corta, parecerá que te la ha prestado tu hermano pequeño.
Que se te vea un dedo de la manga de la camisa al ponerte la chaqueta porque si la chaqueta te llega a media mano y no se te ve la camisa (a lo Enrique Iglesias), lamentamos comunicarte que te has comprado un traje que te viene grande. Si se te ve todo el puño de la camisa, es que te queda pequeño.
muy buenos consejos, que siempre es a nosotras a las que se nos mira y remira....
ResponderEliminarespero que los sigan.
Unas indicaciones elementales e imprescindibles. Los hombres que sepan que cuando no cumplen estas normas se hacen mirar pero por lo mal que estan. Ventaja de los hombres, que pueden repetir la indumentària en todas las bodas y siempre quedan bien, por tanto un buen traje se amortiza.
ResponderEliminarMMM
No sé si los seguirán, Alicia, ¡pero estarían mucho más guapos si lo hicieran! ;)
ResponderEliminarEs cierto MMM, con un sólo traje bueno, ellos lo tienen resuelto. ¡Y nosotras mirando las listas de invitados para ver si podemos repetir modelito! Una injusticia...
ResponderEliminarAiinnsss, muchos de ellos en cuanto entran al salón de celebraciones se quitan la chaqueta y remangan la camisa....porque estan sudando, y es que en verano lo pasan mal ( y no digamos cuando empiezan con el vinito). Está feo y antiprotocolario, pero les entiendo perfectamente, pobrecitos, y nosotras con tirantes y tan fresquitas.
ResponderEliminarNada, nada, ¡que no hay calor que valga! Nosotras soportamos como estatuas griegas, la mar de dignas, que se nos claven los tacones en el barro (hay quien lo llama césped, ejem, ejem) sin poder catar ni medio canapé del aperitivo porque no nos podemos mover para alcanzar al camarero y no vamos por ahí descalzas cual Jane de Tarzán, ¿no? Pues ellos que se dejen la chaqueta puesta (aunque nos den penita)
ResponderEliminarPara alcanzar al camarero con tacones imposibles, un truco: decirle cariñosamente a nuestro sudoroso y enchaquetao acompañante o en su defecto a cualquier caballero cercano " ayyy, que no llegoooo" ni se lo piensan, corren que se las pelan, que para eso se han puesto tan elegantes aunque vayan todos iguales, eso si, es increíble, pero si alguna invitada lleva un vestido igual o parecido al nuestro !!!se dan cuenta antes que nosotras!!!!
ResponderEliminar¡Apuntamos el truco, María! Y si tu acompañante te dice que la invitada va igual que tú le dices "tú, que no entiendes nada, mi vestido es color melocotón intenso y el de ella es color coral" Y no repite el comentario (la voz de la experiencia...)
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